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Voto de Edu Mannix:
7
8.0
8,340
Drama
Edmund, un niño de doce años, intenta sobrevivir a las duras condiciones de la postguerra alemana, especialmente en Berlín, una ciudad que ha quedado completamente derruida tras la Segunda Guerra Mundial. (FILMAFFINITY)
9 de octubre de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Berlin es una ciudad de 3.5 millones de cadáveres (según las últimas estadísticas).
Rossellini aborda en este corto drama de apenas setenta minutos, las miserias en que se hallaba el Berlín de los años posteriores a la II Guerra Mundial a través de los ojos de un niño errático obligado a asumir unas responsabilidades que no le corresponden cuya mirada nos desvelará con certidumbre la miseria y desesperanza en que viven sus habitantes.
Edmund es un niño visceralmente arrancado del mundo al que debería pertenecer, el de la infancia, para sumergirse vertiginosamente en el mundo despiadado y cruel de los adultos. Edmund trata de conseguir recursos para sí y para su familia sometiéndose a las reglas adultas pero los berlineses tienen ya suficientes problemas y no están dispuestos a ayudarle y, ni siquiera, a tolerar que un crio les robe algunos de los pocos recursos que hay disponibles.
La mirada del cineasta es desangelada. Los niños se ven obligados a vivir como adultos y los adultos viven escondidos,inoperantes, presos de su pánico y su conformismo.
En algunas tomas, parece que la cámara se eleva y trata de apuntar al cielo pero en breves instantes se derrumba y vuelve a posar su mirada a ras de suelo.
No hay esperanza. No hay salvación posible. No hay redención.
Rossellini aborda en este corto drama de apenas setenta minutos, las miserias en que se hallaba el Berlín de los años posteriores a la II Guerra Mundial a través de los ojos de un niño errático obligado a asumir unas responsabilidades que no le corresponden cuya mirada nos desvelará con certidumbre la miseria y desesperanza en que viven sus habitantes.
Edmund es un niño visceralmente arrancado del mundo al que debería pertenecer, el de la infancia, para sumergirse vertiginosamente en el mundo despiadado y cruel de los adultos. Edmund trata de conseguir recursos para sí y para su familia sometiéndose a las reglas adultas pero los berlineses tienen ya suficientes problemas y no están dispuestos a ayudarle y, ni siquiera, a tolerar que un crio les robe algunos de los pocos recursos que hay disponibles.
La mirada del cineasta es desangelada. Los niños se ven obligados a vivir como adultos y los adultos viven escondidos,inoperantes, presos de su pánico y su conformismo.
En algunas tomas, parece que la cámara se eleva y trata de apuntar al cielo pero en breves instantes se derrumba y vuelve a posar su mirada a ras de suelo.
No hay esperanza. No hay salvación posible. No hay redención.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Ya desde la primera escena, Edmund es expulsado del trabajo que con esfuerzo realiza para tratar de alimentar a su familia ante la inoperancia de sus hermanos mayores y, a fin de cuentas, sobrevivir.
A medida que las escenas transcurren, Edmund se enfrente al trato despiadado de los adultos con que se enfrenta y sólo un antiguo profesor, nazi clandestino, le ayuda y le trata como el niño si bien aparentando albergar oscuras intenciones.
Edmund tiene que decidir en todo momento acerca de decisiones que son difíciles para cualquier adulto tales como afrontar cual puede ser la solución al problema de su padre (que no quiere seguir en este mundo pero no se atreve a dejarlo) o tener que robar para subistir.
En una prueba de fuego, Edmund, aunque asustado, pasa la noche con una chica algo mayor que él y muy resuelta en sus intenciones que, horas más tarde y rodeada de un grupo de chicos de su edad, reniega de él porque “ella no pasa la noche con críos”.
Edmund busca redención acercándose a un grupo de niños que juegan a la pelota en la calle pero estos no le aceptan y Edmund tiene que marcharse.
No queda redención posible. El paraíso de la infancia está perdido. No volverá a ser niño.
A medida que las escenas transcurren, Edmund se enfrente al trato despiadado de los adultos con que se enfrenta y sólo un antiguo profesor, nazi clandestino, le ayuda y le trata como el niño si bien aparentando albergar oscuras intenciones.
Edmund tiene que decidir en todo momento acerca de decisiones que son difíciles para cualquier adulto tales como afrontar cual puede ser la solución al problema de su padre (que no quiere seguir en este mundo pero no se atreve a dejarlo) o tener que robar para subistir.
En una prueba de fuego, Edmund, aunque asustado, pasa la noche con una chica algo mayor que él y muy resuelta en sus intenciones que, horas más tarde y rodeada de un grupo de chicos de su edad, reniega de él porque “ella no pasa la noche con críos”.
Edmund busca redención acercándose a un grupo de niños que juegan a la pelota en la calle pero estos no le aceptan y Edmund tiene que marcharse.
No queda redención posible. El paraíso de la infancia está perdido. No volverá a ser niño.