La película iba para el notable alto, pero se queda en el aprobado raspado por la parte final, que la mata. La mata a ella, mata el espíritu con el que empezó, mata la paciencia del espectador... lo mata todo salvo lo que tiene que matar.
Describe muy bien cómo los sueños de una pareja devienen en pesadilla por culpa de los de siempre, de esos cuatro que no se dejan ver. De los que tienen el dinero, los medios de comunicación y nuestra -nuestra- democracia secuestrada.
Creo que tanto Fernando Tejero como Malena Alterio interpretan muy bien a sus personajes, yo al menos me los creo, y eso que Tejero siempre tiene el hándicap de sus personajes televisivos; bueno, y la Alterio también. Pero aquí lo bordan.
La película puede que vaya un poco a saltos, pero no hay incoherencia. Se ve la destrucción ahí, minando la relación y la psique de ambos, mientras se adentran en un callejón sin salida...