La trilogía americana de Leone es colosal. Nada que ver con la trilogía del dólar. En la trilogía americana (Hasta que llegó su hora, ¡Agáchate maldito! y Erase un vez en América) Leone nos habla de sentimientos ocultos en los más recóndito de la mente. En Hasta que llegó su hora el sentimiento de venganza y las segundas oportunidades, y en ¡Agáchate maldito! y Erase una vez en América el sentimiento de culpa y la traicion. En cambio en la trilogía del dólar (Por un puñado de dólares, La muerte tenía un precio y El bueno, el feo y el malo) los guiones son planos, no hay sentimientos ocultos, manda la ambición y punto. Pues bien, en ¡Agáchate maldito! la introspección psicoanalítica que se hace a sí mismo James Coburn llega casi a cotas tan altas como Leo Di Caprio en Origen o Shutter Island. Veamos la película contada por orden cronológico desde el punto de vista del interior de James Coburn: James Coburn es terrorista del IRA en Irlanda, tiene una relación de amor en forma de trío con una chica y un chico, el chico lo traiciona, y él lo mata, huye a Méjico, allí inicia de nuevo la revolución (de su condición de terrorista no se ha arrepentido ni lo más mínimo), lucha y muere, perdonando en el último instante al traidor que mató en Irlanda. Es decir, se quita de encima el sentimiento de culpa y muere, o más bien se suicida. Estamos ante un nihilista que lee a Bakunin (anarquista y ateo) y no le importa matar o morir. Y todo ello narrado de la mejor manera posible, como sólo Leone sabe. La película, no obstante, la vemos desde el punto de vista de Rod Steiger, por eso nos enteramos de poco, pero Leone nos endulza la película con unos magníficos flashbacks que nos explica las motivaciones interiores de James Coburn. Y todo ello contado como quien no quiere la cosa. ¡Y esto en el segundo capítulo de la trilogía!, en el tercero -Erase una vez en América- Sergio Leone lo borda aún más, ya que mezcla a dos personajes de ¡Agáchate maldito! (Rod Steiger y James Coburn) en uno sólo (Robert De Niro). De Niro tiene sentimiento de culpa como Coburn y es un gánster/violador sin escrúpulos como Steiger. ¿La partitura de Morricone? La mejor posible para dar un sentido evocador y melancólico a la película. He disfrutado viéndola de nuevo.