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Voto de Killer_Wolf:
29,490
Romance. Drama
Elizabeth, una atractiva marchante de arte, entabla relación con John, un enigmático broker de Wall Street. Tras unos inicios apasionados, la pareja se embarcará, por deseo de él, en una serie de juegos eróticos cada vez más extraños que confundirán a Elizabeth, pues ella le ama pero desconoce los verdaderos sentimientos de John. (FILMAFFINITY)
8 de septiembre de 2010
1 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras un tiempo de incertidumbre, buscaba el salvavidas del Capuchas en esta archiconcida película, sabía que estaba ahí, en un rincón.
El Capuchas, en un estado de forma pletórico logra compadecer ante los medios con el florinete duro y logra salvar una imbecilidad erótica que podría haberse convertido en un buen drama amoroso.
Detrás de la cámara, Adrián Limaco, excitado con los fresones entre sus sábanas decide orientar el metraje hacia unos menesteres propios de un videoclip de Inxs, lo curioso es que, de haber evitado tanta fruta, tanta Pilar Rahola levantando las bragas, estaríamos hablando en otros términos y seguramente de algo mas interesante que correcto, de un drama bastante intenso, donde por cierto, mr. Grapas regala una abrasadora interpretación, manejando la fusta, intimidando, inquietando, un imponente individuo con muchísimos matices que desgraciadamente, Limaco lleva por otros derroteros, para que la gente intente salpicar el boxer y partir sandías con el grifo, sin conseguirlo tampoco, por cierto, Limaco, no da una, el peinalámparas.
El Capuchas, y sus días de inspiración, su salvavidas aquí, fue, él mismo.
Se despide irrumpiendo en una emisión del telediario de la primera
Coto Matamoros eufórico después de hacer desaparecer dos enormes bolsas de harina dando asombrosos brincos y noqueando al personal técnico haciendo enmudecer a la audiencia por llevar un curioso disfraz tirolés y un original tatuaje en el que se puede leer "una patata, dos patatas, tres patatas, quiero ruido chicos".
El Capuchas, en un estado de forma pletórico logra compadecer ante los medios con el florinete duro y logra salvar una imbecilidad erótica que podría haberse convertido en un buen drama amoroso.
Detrás de la cámara, Adrián Limaco, excitado con los fresones entre sus sábanas decide orientar el metraje hacia unos menesteres propios de un videoclip de Inxs, lo curioso es que, de haber evitado tanta fruta, tanta Pilar Rahola levantando las bragas, estaríamos hablando en otros términos y seguramente de algo mas interesante que correcto, de un drama bastante intenso, donde por cierto, mr. Grapas regala una abrasadora interpretación, manejando la fusta, intimidando, inquietando, un imponente individuo con muchísimos matices que desgraciadamente, Limaco lleva por otros derroteros, para que la gente intente salpicar el boxer y partir sandías con el grifo, sin conseguirlo tampoco, por cierto, Limaco, no da una, el peinalámparas.
El Capuchas, y sus días de inspiración, su salvavidas aquí, fue, él mismo.
Se despide irrumpiendo en una emisión del telediario de la primera
Coto Matamoros eufórico después de hacer desaparecer dos enormes bolsas de harina dando asombrosos brincos y noqueando al personal técnico haciendo enmudecer a la audiencia por llevar un curioso disfraz tirolés y un original tatuaje en el que se puede leer "una patata, dos patatas, tres patatas, quiero ruido chicos".
