La película está bien realizada, con profusión de escenas truculentas, como corresponde al género. La tensión se mantiene aunque el desarrollo es previsible. La novedad es la ubicación en Ciudad del Cabo, con su reconocible paisaje, su ambiente ex "apartheid" y sus barrios pobres chabolistas, contrastando con lujosos chalets en la costa. El nombre de Zulu hace referencia a la etnia de uno de los dos policías protagonistas. Su compañero, el policía blanco, es una especie de "Harry el sucio" en versión sudafricana. Nada, pues, esencialmente original. Un punto es la frase lapidaria del film, pronunciada por el Zulu: "la mejor forma de perdonar es trabajar con tu enemigo; de esta forma tu enemigo se convertirá en tu compañero" (Nelson Mandela). Por desgracia, el personaje central sucumbe ante la realidad y el perdón no le sirva para nada. La producción se puede ver.