El aburrimiento está servido. Los diálogos ni los personajes dicen nada. Las situaciones son anodinas y vulgares. Si el propósito de los autores era hacer un producto que sirviera para sustituir a las píldoras somníferas, entonces el objetivo está plenamente conseguido, en la misma línea de las dos entregas anteriores. Si la película se ve en el cine, lo único que hay que procurar es que los ronquidos no se oigan en las filas vecinas. Si se ve en casa en los canales de suscripción, es un excelente motivo para hacer zapping buscando cosas más estimulantes.