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Voto de Pedroanclamar:
8
Drama. Comedia. Bélico En plena Segunda Guerra Mundial (1939-1945), un anciano militar británico rememora su larga y excitante vida. Su larga amistad con un colega alemán o su desobediencia a las ordenanzas para ayudar a una bella compatriota en apuros sólo son dos episodios de una experiencia personal inolvidable. (FILMAFFINITY)
15 de agosto de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Powell y Pressburger (1943) dirigen una película interesante, tanto por su estilo como por su contenido discursivo. El filme reproduce un racconto precioso que parte después de los diez minutos, con el protagonista sumergiéndose junto a Spud Wilson en la pileta del baño turco, con su voz repitiendo "hace 40 años", introduciendo creativamente al espectador en el pasado del protagonista.

El entusiasmo juvenil del destacamento a cargo de Spud, el Teniente, contrasta con el pasado del racconto del protagonista: muchachos militares que se hacen jugarretas en pleno ejercicio de sus labores, se sonríen de forma entusiasta, se bromean con la herida del teniente y se muestran totalmente flexibles ante toda solemnidad ceremoniosa y castrense. Uno como espectador se pregunta por el estilo, por qué retratar un momento tan importante, serio, amenazante, preocupante y peligroso, como lo fue el año 1942 para toda Europa, y más aún para los países que estaban en la contienda más directa de la Segunda Guerra Mundial, de ese modo casi cómico. Instrumentos de viento de Big band inundan las escenas con notas alegres y graciosas.

Al comenzar el racconto, si bien no hay una solemnidad palpable y sostenible en su extensión, sí se abandona esta comicidad juvenil para introducir al protagonista y sus hazañas. Desde allí en adelante, la película gana en profundidad, la música se hace más pausada y el ritmo de las actuaciones se desacelera. Qué provechosas escenas se comienzan a desencadenar desde allí en adelante. Resulta que Livesey logra interpretar a un tipo bonachón y honesto, en la medida que lo permitan las circunstancias históricas y bélicas por las transcurre. Qué encomiables las actuaciones grupales cuando el Coronel reaviva las más repulsivas emociones de Kaunitz al persuadir a la orquesta que toque Mignon: la defensa corporativa de los alemanes a Kaunitz y los pomposos modos en cómo expresan su molestia y los músicos de la orquesta que responden a los agasajos persuasivos de Clive.

Sin embargo, la gran escena, por su ceremonia y lo protocolar de su representación, es la que se desarrolla en el gimnasio del cuartel, momento en el que se conocen, al disputar el duelo, Clive y Schuldorff: de antes ya se nos muestra la conversación entre oficiales organizando el duelo, mostrándonos el orgullo alemán herido y la mesura dialogante de los británicos en la búsqueda de desembarazarse del duelo. Se nos muestra el proceso del duelo, su protocolo, el espacio más o menos circunscrito en que se debe desarrollar, las reglas de indumentaria y hasta las limitaciones del juez, para finalmente acabar con un ángulo cenital que se escapa del gimnasio para mostrarnos una Alemania bajo la nieve nocturna.

La trayectoria personal y militar de Clive nos induce, como historia de vida, a observar las condiciones geopolíticas del Reino Unido, desde su imperialismo rampante, en Sudáfrica, pasando por la Gran Guerra, hasta el desarrollo de, de facto al momento de estrenarse la película, la Segunda Guerra Mundial. Es interesante que los directores nos muestren, junto a la trayectoria del coronel británico, la de su amigo alemán Theo, igualmente militar, ya que se exponen los ánimos revanchistas del ejército alemán luego de la derrota de la Gran Guerra y los feroces castigos a Alemania por el tratado de Versalles para finalmente situar al espectador en el desarrollo mismo de la Segunda Guerra Mundial, con el nacismo en su apogeo militar.

De manera algo complementaria, las voces de las mujeres, si bien muchas a lo largo de la película, las más relevantes nos muestran una compostura criteriosa, analítica, reflexiva, filosófica y hasta política: Martha tiene muy bien observada y localizada la mesa en la que los camaradas alemanes discurren sobre política en el café; La esposa de Clive piensa en la enorme contradicción del carácter alemán o de la extraña involución que éste sufre al gozar de tantos ínclitos exponentes de la poesía y de la música para acabar en prácticas militares tan deshonestas y desalmadas, reflexión que muchos pensadores tendrán luego de las barbaridades del nacismo.

Resulta también curioso, y quizás para el espectador, anecdótico, la posible crítica que la película desliza al colonialismo británico: las cabezas de animales salvajes penden de las paredes de la suntuosa casa de Clive. Se podría inferir que en tiempos de paz, Candy va a gozar a las colonias británicas, en África, de la caza, matando a la fauna africana por gusto colonial, atesorando sus ''triunfos coloniales'' junto a los militares.

La película resulta moderna, con escalas cromáticas y fotografías al menos diez años adelantadas, con recursos narrativos y visuales novedosos para la década; actuaciones redondas y bien logradas y diálogos creativos, rápidos, ágiles, por un lado; reflexivos y pausados, por otro. Los ''hace 40 años'' en la pileta de los baños turcos tienen la fuerza evocativa para comenzar el racconto, como lo tiene ''y esto es un lago'' para culminar con entrañable intimidad la trayectoria del protagonista.
Pedroanclamar
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