Netflix nos sorprende en esta ocasión con una trilogía de terror moderna bien hecha y con las ideas claras. Esta primera parte comienza como un slasher, para poco después descubrir que hay más, mucho más. Todo un pueblo maldito acosado por psicópatas poseídos.

La peli, pese al nivel de comercialidad que desprende, que no tiene por qué ser malo, me ha parecido correcta, con un buen presupuesto y buenas actuaciones, muy alejadas de los típicos slashers baratos a los que uno está acostumbrado, y tiene algo que me ha gustado por encima de todo: el hecho de que los protagonistas sean adolescentes de verdad, no personas de 30 años haciéndose pasar por 17, como nos tiene acostumbrados el cine de terror de siempre. Son jóvenes y actúan bien, da gusto verlos.

Otra cosa que me ha gustado bastante es la ambientación de los 90, excepto en el caso de los neones y tanta luz negra, que es más propio de ahora que de esa época, pero al menos la música y la forma de ser y pintas de la gente, da el pego.
La historia me ha gustado, y estoy deseando continuar la saga.