Media votos
6.6
Votos
2,402
Críticas
102
Listas
11
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de jfreyba:
6
5.9
52,147
Drama
Estados Unidos, años 50. Jack (Hunter McCracken) es un niño que vive con sus hermanos y sus padres. Mientras que su madre (Jessica Chastain) encarna el amor y la ternura, su padre (Brad Pitt) representa la severidad, pues la cree necesaria para enseñarle al niño a enfrentarse a un mundo hostil. Ese proceso de formación se extiende desde la niñez hasta la edad adulta. Es entonces cuando Jack (Sean Penn) evoca los momentos trascendentes ... [+]
18 de octubre de 2011
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
He querido dejar pasar 24 horas después de ver la película para escribir esto, porque el estado en que quedé después de verla no era como para escribir nada. Ahora creo que aún debería esperar más tiempo.
La película, desde luego, no es de palomitas. El momento en que las palomitas se te caen es un poco traumático; supongo que en una segunda visión, yendo sobre aviso, te ahorras el trauma. Me alegra que los americanos, después de una racha terrible de películas que buscaban respuestas (a cual más boba) se hayan decidido, al fin, por las preguntas. "El árbol de la vida" es un enorme y espectacular interrogante que te asoma a los abismos más abrumadores, y todo ello porque ha sabido formular la pregunta adecuada, la que lleva al hombre hasta la misma frontera de su condición humana y lo inclina hacia delante frente al acantilado de la eternidad. Por eso produce cierto vértigo, un poco algodonado por la música. Pero sabes que estás frente al misterio, frente a lo inconmensurable. Ese momento inicial en que te sitúa en el libro de Job es la mejor plataforma de lanzamiento. A una persona medianamente sensible y un poco instruida, esa cita, en ese momento de la película, le hace tiritar.
Desde luego las respuestas no están en la película, y eso, en mi opinión, es un activo. Simplemente pretende que el espectador se haga la pregunta, y que se despierte la inquietud por la búsqueda de la Verdad (con mayúscula).
Ahora viene lo malo (desde luego, en mi opinión):
- Sean Penn está desaprovechado, no sé qué hace ahí el pobre con cara de estreñido sin apenas pronunciar palabra.
- Los veinte minutos de salvapantallas en la primera mitad de la película se hacen interminables. Quizá esto pudiera repararse en una segunda visión, ya sabiendo mejor lo que te está contando. Pero el salvapantallas de mi Mac lo hace también muy bien, salvo porque no me saca al dinosaurio ese acariciando al bichito. Voy a ver si lo encuentro en alguna galería.
- La madre de los niños es un personaje tan excesivamente cristalino y frágil que te da miedo estornudar durante la película, no vaya a ser que se haga añicos. Cuando se pone a volar casi echo la pota. Ahí yo creo que se han pasado. (sigo en spoiler sin desvelar partes del argumento)
La película, desde luego, no es de palomitas. El momento en que las palomitas se te caen es un poco traumático; supongo que en una segunda visión, yendo sobre aviso, te ahorras el trauma. Me alegra que los americanos, después de una racha terrible de películas que buscaban respuestas (a cual más boba) se hayan decidido, al fin, por las preguntas. "El árbol de la vida" es un enorme y espectacular interrogante que te asoma a los abismos más abrumadores, y todo ello porque ha sabido formular la pregunta adecuada, la que lleva al hombre hasta la misma frontera de su condición humana y lo inclina hacia delante frente al acantilado de la eternidad. Por eso produce cierto vértigo, un poco algodonado por la música. Pero sabes que estás frente al misterio, frente a lo inconmensurable. Ese momento inicial en que te sitúa en el libro de Job es la mejor plataforma de lanzamiento. A una persona medianamente sensible y un poco instruida, esa cita, en ese momento de la película, le hace tiritar.
Desde luego las respuestas no están en la película, y eso, en mi opinión, es un activo. Simplemente pretende que el espectador se haga la pregunta, y que se despierte la inquietud por la búsqueda de la Verdad (con mayúscula).
Ahora viene lo malo (desde luego, en mi opinión):
- Sean Penn está desaprovechado, no sé qué hace ahí el pobre con cara de estreñido sin apenas pronunciar palabra.
- Los veinte minutos de salvapantallas en la primera mitad de la película se hacen interminables. Quizá esto pudiera repararse en una segunda visión, ya sabiendo mejor lo que te está contando. Pero el salvapantallas de mi Mac lo hace también muy bien, salvo porque no me saca al dinosaurio ese acariciando al bichito. Voy a ver si lo encuentro en alguna galería.
- La madre de los niños es un personaje tan excesivamente cristalino y frágil que te da miedo estornudar durante la película, no vaya a ser que se haga añicos. Cuando se pone a volar casi echo la pota. Ahí yo creo que se han pasado. (sigo en spoiler sin desvelar partes del argumento)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
- Esto no es ni malo ni bueno, es simplemente así: la película está impregnada de ese gnosticismo tan protestante y tan propio de la New Age; de hecho, sorprende que se trate de una familia católica. La disertación inicial sobre la Gracia y la Naturaleza es completamente gnóstica. Jamás se la habrían oído (como pretenden) a unas monjas, salvo a las de Port Royal, que se pasaron en bloque al jansenismo de Arnauld. También esa dicotomía entre lo terreno y lo celestial tiene mucho de gnóstica. Y no digamos la playa final, ese Cielo que consiste en el reencuentro, pero en el que Dios es sólo el aire que les rodea. Habréis visto también la huella inconfundible del psicoanálisis en la relación del niño con la madre y el padre: enamorado de su madre y deseoso de matar a su padre... En fin.
En resumidas cuentas: una película excepcional, bella, inteligente y poética. Pero tengo que verla otra vez. Quizá eso es, precisamente, lo que uno dice cuando ha visto una buena película.
En resumidas cuentas: una película excepcional, bella, inteligente y poética. Pero tengo que verla otra vez. Quizá eso es, precisamente, lo que uno dice cuando ha visto una buena película.