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España España · Lleida
Voto de Uma:
7
Drama Leningrado, 1945. La Segunda Guerra Mundial ha devastado la ciudad y derruido sus edificios, dejando a sus ciudadanos en la miseria tanto a nivel físico como psíquico. El asedio, uno de los peores de la Historia, ha terminado, pero la vida y la muerte continúan combatiendo en el desastre que la guerra deja tras de sí. Dos mujeres jóvenes, Iya y Masha, tratan de encontrar un sentido a sus vidas para reunir fuerzas de cara a reconstruir la ciudad. (FILMAFFINITY) [+]
23 de diciembre de 2019
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
A nivel de sensaciones, esta película tiene un algo teatral, no tanto en la concepción espacial de las escenas, sino en otros detalles, como por ejemplo, en el peso de las palabras dichas, de los silencios, en la presencia de los personajes al entrar en una habitación, en las jerarquías que ostentan, que se trasladan a lo que dicen y hacen. Es solo una sensación personal, porque me ha recordado en algún momento a "Tío Vania en la calle 42".

Quien sepa lo mínimo en historia, se situa fácilmente tras ver el cartel al inicio de la película, "Leningrado. Primer otoño después de la guerra". Lo nazis dejaron morir de hambre y de frío a miles de personas al sitiar y cerrar la ciudad durante más de dos años. El surimiento de aquellas gentes, no puede llegarse ni a imaginar, arribaron a extremos de desesperación que se tradujeron en episodios de crimen y canibalismo y llevaron al ser humano a una degradación absoluta. Sabemos eso desde el principio, pero eso no percutiría por si solo, no basta para ubicarnos emocionalmente. El cine es un lenguaje puntilloso, si no vemos, si no comunicamos, no sentimos. Y de ello es plenamente consicente el director Balagov. Esta película no es una lección de historia, sino de humanidad.

Es la crónica de una cicatrización, de un proceso de cura, no completo, ni mucho menos, porque las secuelas son numerosas y permanentes. Los personajes sangran de vez en cuando, porque sus heridas no han acabado de cicatrizar del todo todavía. Una bonita metáfora que participa de la fiesta cromática que es esta película. Rojo, verde, el blanco de la nieve - que retrotrae al sufrimiento del sitio -, el color carne de los cuerpos desnudos lavándose. Todo conduce a ideas y sensaciones. Los personajes son seres circunspectos, un poco pasmados, lo que debe de quedar de un ser humano cuando el dolor emocional le lleva más allá del grito más fuerte. Son seres terriblemente maltratados que han sobrevivido. Sin embargo, ello no les gratifica, no chulean de ello. Da la sensación de que hubieran preferido haber muerto porque cuesta mucho vivir con tantas cicatrices, pero a la vez, sienten que tras todo lo vivido, tras todo lo sufrido, habiendo sobrevivido, no tienen derecho a renunciar a la vida, están atrapados, obligados a vivir.

Los personajes que vemos son el resultado de lo que han vivido, de lo que han padecido. Masha, por ejemplo, siempre sonríe, porque durante la guerra es su sonrisa lo que la mantiene con vida. Ahora no puede librarse de ella, ni siquiera cuando le pasan cosas horribles. Su relato al final, es tremendo. Eso vale para cualquiera, porque todos tienen un relato tremendo. Y en esa catatonia en la que todos han quedado, congelados en una expresión de falsa alegría o de miedo incontrolable, en el caso de Iya, que la inmoviliza, tratan todos de seguir adelante, de ir más allá, y para ello a algo deben aferrarse. He dejado reposar un día la película, y el efecto se va multiplicando. Es verdaderamente emocionante, analizado ahora, un día despues de verla, observar el drama de estos personajes, que atinan tan poco en sus desenfocados intentos por rehacer sus vidas. Parte el corazón.

Sin duda, la madurez en el conocimiento del ser humano que demuestra tener este joven director de cine, indica que tiene una sensibilidad notable, o acaso que ha sufrido mucho en su joven vida. Parece que se cumple el tópico, el alma rusa encierra indefectiblemente sufrimiento y poesía, y ello se perpetua a lo largo de los tiempos. Chejov y Balagov, tan lejos y tan cerca.
Uma
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