En -Diario de un escándalo- contemplamos a una profesora que mantiene relaciones con uno de sus alumnos. En -Dos madres perfectas- vemos a dos amigas que comienzan relaciones íntimas, cada una con el hijo de la otra. En -Milf- nos muestran 3 amigas que rondarán los 40 años y unos jóvenes que andarán por los 28, con lo que el componente de diferencia de edad se va diluyendo a los cinco minutos.

Lo que pretendía ser una comedia va mutando en -Había una vez un circo de Gaby, Fofo y Miliki-. Gags desprovistos de lo principal, que quienes trabajan lo hacen más por salir en una película sin importar el guión. Existen infinidad de películas francesas de corte comediante y lo que ha demostrado esa categoría es que hay que tener usía, incluso Gerard Depardiu y Jean Reno (los duros del cine galo) se desenvolvieron con soltura en -Que te calles-. Sin embargo, en esta ocasión, los actores cuerpo Danone y sonrisa de dentífrico son insuficientes para crear una atmósfera acorde a lo pretendido. Las situaciones están desprovistas de un feeling que transmita al espectador la sensación de maduritas con jovencitos, más pareciera un incesto entre hermanos porque la diferencia de edad es insustancial.

No merece la pena ni para una siesta tardía.