Lo último de Jeff Nichols se nos presenta como un retrato del fin de la infancia, dentro de una historia de amor de cimientos bastante inestables. Mientras que McConaughey ha empezado a hacer que crea en él como actor con trabajos como éste, los verdaderos protagonistas son los niños que le ayudan en su empresa. Mud, cual Romeo contemporáneo, sólo quiere salir de su cárcel particular para ir al encuentro de su amada, mientras que Sheridan y Lofland tras conocerle, harán todo lo posible para ayudarle. Entremedias, una venganza, traiciones y viejas amistades que salen a relucir (siempre notable Sam Shepard). Un casi desapercibido Michael Shannon, personaje principal de la anterior "Take Shelter" de Nichols, pasa de puntillas por la pantalla para finalizar el reparto.

Con cierto regusto quizá más amargo a otras producciones ya clásicas como Cuenta Conmigo, de Rob Reiner, Mud funciona, pero con altibajos. Si somos capaces de sobreponernos a su densa narración, y a algunos momentos que podrían haberse eliminado del montaje final, puede resultar una estimulante experiencia. En esencia y como ya se ha dicho, es una pequeña fábula que reúne valores que siempre funcionan.

Además, reúne algunos valores casi perdidos en la época que nos ha tocado vivir, como la amistad incondicional, el amor arriesgado y ciego, y la inocencia de la niñez. Ya sólo por eso, gana bastantes enteros. Uno llega a preguntarse qué hubiera sido de Mud de haberle conocido dos personas adultas, en vez de dos niños. Toda la historia sería distinta. En esa relación, el relato funciona sin problemas.

Una historia veraz pero con altibajos, que Nichols sabe sostener a pesar de un final quizá demasiado ligero y brumoso. Recomendable.