He aquí uno de esos casos que se dan de vez en cuando, en que una buena película pasa sin pena ni gloria. Ni por cartelera, ni en su estreno para uso doméstico, A puerta fría no ha gozado de la popularidad que se merecía. Xavi Puebla nos regala una de esas películas que nos hacen volver a creer en la industria española en esto del séptimo arte.

A todo ello contribuye un reparto espectacular en el que todos los actores brillan destacando el siempre estupendo Antonio Dechent, con una interpretación de esas que dejan huella, y apoyado en su haber con actores de la talla de García Perez o el gran Héctor Colomé. la nota femenina la pone una muy correcta María Valverde en un papel bastante acorde con lo que ofrece.

Si por algo destaca A puerta fría aparte de su reparto e interpretaciones, es por la descarnada realidad que apunta su historia. En apenas 1 hora y 15 minutos Puebla nos retrata ese duro y frío mundo, el de las ventas. Un mundo en el que todo vale, en el que la puñalada te la pega quien menos te esperas, y en el que llegados a cierta edad todo es cuesta arriba. Para este retrato vuelvo a incidir en Dechent, que construye un personaje milimetrado, que representa a la perfección ese declive. Un vendedor de vuelta de todo, con demasiados kilómetros a las espaldas, una familia olvidada y mucha experiencia cerrando tratos. Toda una vida de feria en feria, apretando manos y cerrando contratos, esperando la patada de los de arriba cuando pasas una mala racha. La casi anecdótica aparición de otro grande del cine como es Nick Nolte, atesora grandes escenas para recordar en su metraje.

De hecho, no veo otra mejor manera de retratar la dureza de ese mundo, la cara b, que la que expone Xavi Puebla. Todos los momentos elegidos son necesarios, no sobra ni falta nada, y Dechent cumple de sobra con su cometido. Cada mirada, cada palabra de este actor es casi oro puro.

Definitivamente, A puerta fría nos deja, aparte de sus destacadas interpretaciones, una de las mejores cintas del pasado año en lo que a nuestro cine se refiere, que inexplicablemente no se ha llevado el mérito que merecía.

Necesaria y redonda.