Michael Chaves, conocido por dirigir "La llorona", ha sido el elegido para estar al frente de una nueva entrega de la saga "Expediente Warren", en una nueva historia protagonizada por el matrimonio Warren inspirada en un caso real, cuya historia se desarrolla en 1981, con un gran inicio con el prólogo en donde el protagonismo lo tiene un niño llamado David con un par de secuencias de terror muy bien presentadas.

A partir de ese momento la película no termina de funcionar ni de coger el ritmo adecuado, con una primera mitad bastante tediosa y sin la intensidad necesaria en las propuestas de este género, al perderse en unas presentaciones de personajes alargadas y en asuntos secundarios que carecen de interés en la trama central. Esa es la principal diferencia entre esta propuesta y la primera de la saga, filmada en 2013, además de que se nota mucho la ausencia de James Wan al frente del proyecto y la inexperiencia de Chaves (pese a haber dirigido "La llorona").

En el tercio final la película vuelve a ganar en interés hasta llegar a un buen desenlace, lo que al menos nos hace que salgamos con un buen sabor de boca de la sala de cine. Pero falta la tensión habitual de este tipo de películas, y veo difícil que los más asustadizos se agarren a la butaca salvo en ese gran inicio y en un par de escenas aisladas en la parte final. Tampoco funcionan esas historias de amor, a diferencia de la primera entrega de la saga, y se echa en falta algo más de protagonismo del matrimonio Warren, para dar más prioridad en esa primera mitad a unos personajes secundarios cuyas historias carecen de interés, salvo cuando tienen algo que ver con el misterio que se investiga en la película.

A nivel técnico la película sigue manteniendo el nivel de las otras entregas de la saga, con un buen empleo del sonido y de un buen trabajo en la dirección artística, y sobre todo sigue funcionando la música compuesta por Joseph Bishara, que repite como compositor en una película de "Expediente Warren", y que es un experto en el cine de terror.

No me convence tanto el diseño de vestuario, ya que no encajan con la época en la que se desarrolla la película, y mucho menos cuando la comparamos con los Warren reales a los que vemos al inicio de los títulos de crédito finales. El trabajo en la dirección de fotografía de Michael Burgess y en la dirección de Michael Chaves son bastante mejorables.

A nivel interpretativo tampoco encontramos actuaciones destacadas, salvo Vera Farmiga que vuelve estar bien en su papel de Lorraine Warren, y Julian Hilliard que interpreta al niño que tiene un gran protagonismo en la parte inicial. Una película que presenta un objeto que, como sucedió con la muñeca Annabelle, puede tener su importancia en otras posibles entregas de la saga.

Sin ser una gran película de terror, es probable que los fans del género lo pasen bien durante su visionado, en especial en esa gran parte final y en el prólogo, aunque pueden aburrirse en la primera mitad con esas alargadas y pesadas presentaciones de personajes.

LO MEJOR: El prólogo y los minutos finales. La música y el sonido.
LO PEOR: La primera mitad es bastante aburrida. El guion.

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