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Voto de Juan Ignacio :
5
Thriller. Drama El conocido abogado Shigemori defiende a Misumi, acusado de robo con homicidio, que ya cumplió pena de cárcel por otro asesinato hace treinta años. Las posibilidades de que Shigemori gane el caso son escasas, ya que su cliente reconoce ser culpable, aunque esto probablemente signifique la pena de muerte. Pero a medida que desentraña el caso y escucha los testimonios del propio Misumi y de su familia, Shigemori empieza a dudar de la culpabilidad de su cliente. [+]
27 de septiembre de 2018
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Misumi, un hombre de unos 60 años, mata a su jefe, una noche en un descampado, de espaldas a él golpeándole la cabeza con una llave inglesa; a continuación incendia el cadáver y le roba la cartera. Este no es el primer asesinato de Misumi, anteriormente había hecho lo mismo con dos prestamistas a quienes debía dinero, por lo que pasó 30 años en prisión. Shigemori, su abogado, es hijo del juez que le condenó en su día, éste tiene claro el caso, el propio Misumi se ha declarado autor, y tan solo va a argumentar en su defensa que el robo no fue la causa del crimen, sino que sustrajo la cartera cuando la víctima ya había fallecido, con el fin de conseguir que el tribunal cambie la pena de muerte por la de cadena perpetua no revisable. Aunque no hay más que argüir siente curiosidad por conocer las razones de Misumi por acabar con su jefe y comienza a indagar por su cuenta.

Hirokazu Kore-eda, director y autor del guion, se introduce por primera vez en terrenos de un thriller, en concreto en su vertiente psicológica; también es la primera vez que rueda en cinemascope. A pesar de abordar un thriller no deja por ello sus temas más recurrentes, la infancia y la familia, que en el argumento de esta película tienen también un gran peso. El director japonés pone en la pantalla varios temas y los mezcla: la búsqueda de la verdad, las dudas y las mentiras que se encuentran en el camino de dicha indagación, la mente de un asesino, los secretos, de varios tipos, de la víctima, la labor de los abogados, el pesar del juez del caso anterior por no haber actuado de otra manera que hubiese impedido un nuevo crimen, el sistema judicial, el derecho a juzgar o no, no solo de los hombres, sino del propio Dios, y lo que sobrevendrá en el último tramo del filme como esclarecimiento del caso..., al menos en teoría, porque las dudas para el abogado y el espectador las mantendrá Kore-eda hasta el final, dejando a ambos en una encrucijada. Como se ve argumento muy complejo que exige un guion muy preciso para que el resultado final, y el conjunto de la obra, no resulte artificioso ni contenga elementos desencajados; y es lo que el autor no consigue, quedándole un producto que, si se analiza por debajo de las sorpresas que va presentando al ritmo del cambio que de la versión de los hechos va haciendo a cada paso Misumi, queda más que confuso.

Al espectador se le presentan muchas posibilidades para saber cuál es la verdad, y no solo la del caso, aspectos metafísicos (en realidad, quizá por desconocimiento del guionista, pseudometafísicos) también entran en cuestión, pero al examinar una a una, verá, que en mayor o menor medida, estas carecen de consistencia, que lo que se llega a tratar por el cineasta hasta con ampulosidad queda reducido a mero humo.

En definitiva, a mi parecer, Kore-eda falla, incluso ostentosamente, en esta ocasión en su guion; sin embargo no lo hace en la dirección, en la que demuestra una vez más sus enormes dotes, sobre todo en la creación del clima adecuado, también en lo referente a la dirección de actores.
Juan Ignacio
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