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España España · Valladolid
Voto de Marcos B:
8
Drama Abla regenta una humilde pastelería en su propia vivienda de Casablanca, donde vive sola con Warda, su hija de 8 años. Su rutina, dictada por el trabajo y las labores domésticas, se ve un día interrumpida cuando alguien llama a su puerta. Se trata de Samia, una joven embarazada que busca empleo y techo. A la pequeña le atrae la recién llegada desde el primer momento, pero la madre se opone inicialmente a acoger a la extraña en su casa. ... [+]
24 de octubre de 2019
24 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
El susurro se desliza por las calles, llamando a cada puerta, sin hacer apenas ruido entre la multitud. El dolor y la angustia se llevan por dentro, y no emiten sonidos, a no ser que se quiera escuchar con mecanismos distintos al oído. Una confesión telefónica incompleta, es un lamento suficientemente claro para dejar dicha la pena.

La mirada atraviesa muros de difícil comprensión, que no se atiene a la razón lógica; y de forma instintiva es capaz de abrir puertas a lo que habla en silencio. Pasando las horas sin poder olvidar lo que se tiene por dentro, pero tampoco a quien espera fuera. El duelo tampoco puede ser escuchado.

Es infrecuente encontrar una película así. Maryam Touzani, maneja herramientas de maestro, guiada por un relato humano y sincero de forma natural. Sin exceso de palabrería pero con una honestidad tan rotunda, que hace que la historia sea prácticamente inquebrantable. Es esa luz acogedora la que ilumina esos rostros, cada gesto, cada movimiento, hablando por si misma. Son esos ojos que se iluminan contemplando a Warda, mientras dice escuchar el sonido desde el vientre. Son la determinación y la juventud de Samia los que hacen que la mirada de Abla vuelva a brillar. Es la deslumbrante dirección de fotografía, la que nos acompaña en cada noche, mientras lágrimas entre sombras fluyen inaudibles por la mejilla.

La ausencia de música de partitura completa la sinfonía. Tan sólo las melodías del pasado rompen el silencio del encuadre. Cuando una se da a la otra tenemos los momentos más bellos. Son lecciones de vida completando los huecos necesarios. Amasando con delicadeza harina para ir cimentando el futuro.

El compendio de dos vidas que van por distintos caminos, pero que no pueden ser ajenos el uno del otro. Para llegado el momento apretar las entrañas contra el pecho, contener la respiración, y dejar surgir el llanto. Y sin decir palabra cumplir la promesa, y con un par, deslizarse como un susurro a eso que llamamos la vida.
Marcos B
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