Debo confesar que he salido más contento de lo que en un principio esperaba y es que iba al cine condicionado por muchas cosas, me habían advertido que había poco diálogo, me habían advertido que era una película de mucha duración, me habían advertido que Russell Crowe no estaba a la altura de las circunstancias en sus canciones, me habían advertido de que no era un musical en sí (cosa que no me importaba mucho la verdad, esas cosas que las valoren los que saben de esto).
A mí no me importa si se abusa de los primeros planos, no me importa que no hayan bailes, no me importa que se toque en demasía, según muchos críticos, el tema de la religión. A mí lo que me importa es la historia que se cuenta, lo que me importa es no tener que mirar el reloj cada cinco minutos para ver cuanto queda para que termine ese sufrimiento, a mí lo que me importa es que los 7,20 € no se hayan ido a la basura.
La película es muy buena y la historia está bien contada, que hay canciones que se podrían haber cantado ya que era más diálogos que canciones, pues sí, pero eso que más da. No se me ha hecho larga para nada, me lo he pasado bien y las canciones son muy buenas y están increíblemente bien interpretadas, tanto por Hugh Jackman (lo borda), Anne Hathaway (lo borda) y por Russell Crowe (lo hace mejor de lo que me habían contado, mucho mejor).
Los demás actores (citarlos a todos sería muy largo) desde Sacha Baron Cohen hasta Aaron Tveit están a la altura de las circunstancias, ninguno desentona, nadie está de más.
El proyecto de Tom Hooper era complicado y ha salido, para mí, muy airoso, no es fácil hoy en día hacer una película de este tipo.
No soy un amante ni un aficionado al género musical y aún así, ayer después de salir del cine y hoy sigo recordando canciones como "Look Down", "I Dreamed a Dream","Stars" o "One Day More" y personalmente, no muchas películas han conseguido eso.