Pobre Verhoeven, cuanto más se esfuerza en hacer obvios sus mensajes y directas sus críticas, menos le entiende la mayoría de la gente.
Aquél que, después de ver las primeras imágenes haya seguido esperando un argumento serio es que no ha visto más películas de este director (por lo demàs irregular, todo hay que decirlo). Con haber visto Robocop (y haber entendido la broma) ya debería bastar. Y más indicativo aún del tono jocoso de la peli es la elección del protagonista, el gran Casper Van Dien, y digo gran porque demuestra que es capaz de reirse de sí mismo y autoparodiarse.
Es, más que una crítica, una sátira sobre el militarismo y el fascismo, con guión y diálogos divertidos y personajes que casi siempre son remedos de otros de obras más formales. Se desprecia a los universitarios e intelectuales, se ensalza la ambición despiadada, el mando, la jerarquía... El personaje del siempre espléndido Michael Ironside es todo un hallazgo digno de volver a ser utilizado.
Quizá exista quien se haya llamado a engaño debido a los excelentes efectos especiales y la más que digna producción. Pero si se ve como lo que es, puro cachondeo, se pasa un rato francamente ameno y placentero.