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Voto de Fco Javier Rodríguez Barranco:
10
Comedia El Nota (Jeff Bridges), un vago que vive en Los Angeles, un día es confundido por un par de matones con el millonario Jeff Lebowski, con quien sólo comparte apellido. Después de que orinen en su alfombra, el Nota inicia la búsqueda de El Gran Lebowski. De su encuentro surgirá un trato: el Nota recibirá una recompensa si consigue encontrar a la mujer del magnate. (FILMAFFINITY)
12 de noviembre de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para comprender el cine de los Coen no tenemos más remedio que buscar referencias literarias, en sentido estricto, o culturales, en sentido amplio. Así O Brother, Where Art Thou? (2000) es la Odisea; Crueldad intolerable (2003), una plasmación modernizada y en clave de comedia de la tragedia Romeo y Julieta; The Ladykillers (2004) es un remake de El quinteto de la muerte (1955), de Alexander Mackendrick, pero también un homenaje a Edgar Allan Poe; No es país para viejos, basada en la novela de Cormac McArthy, son fragmentos de apocalipsis; el patético personajillo en Un hombre serio (2009) no es otra cosa que una versión agridulce de la tortura kafkiana y el bíblico Libro de Job; True Grit, basada en la novela de Charles Portis, es algo más que una película del Oeste: es una representación de la Santísima Trinidad: Padre (Jeff Bridges), Hijo (Matt Damon) y Espíritu Santo (la niña interpretada por Hailee Steinfeld).

Pues bien, El gran Lebowski (1998), anterior a todas las películas anteriores y uno de los iconos del freakismo, algo que no pretendo derribar, está arropado por el entramado filosófico materialista que caracterizó a gran parte del siglo XIX, sobre todo a su segunda mitad.

Porque, vamos a ver, ¿a quién nos recuerda la estética de Jeff Bridges en su papel del Lebowski Nota? Obviamente a Carlos Marx, cuyo antagonista, el desencadenante de toda la trama es el Lebowski Capital. De hecho, en el primer encuentro que mantienen ambos, el Capital le dice al Nota: “Tu revolución ha terminado”, siendo así que en la elegía que Friedrich Engels dedicó a Marx le consideró como la encarnación del espíritu revolucionario. El desprecio, en las palabras y en las acciones, del Nota al capital también me parece muy elocuente: en la primera escena le vemos firmando un talón de 0,69 dólares por un cartón de leche, que ya se ha medio bebido, en un supermercado, lo que me parece una burla ingeniosa del sistema.

Con todo, conviene que nos situemos adecuadamente en lo que los hermanos Coen pretenden, puesto que no se trata de trasladar estrictamente a las pantallas de finales del siglo XX la efervescencia ideológica de la segunda mitad del XIX. No se trata de una adaptación a nuestros días de las vicisitudes filosóficas y vitales de los grandes pensadores decimonónicos. Lo que tan creativos hermanos acometen en este filme, así como en gran parte de su producción, según hemos enumerado más arriba, es una fantasía inspirada en grandes obras, corrientes de pensamiento o personajes que han significado algo así como puntos de inflexión en la Historia de la Humanidad. Pongamos un ejemplo que considero suficientemente esclarecedor, pues en determinado momento, en la bolera donde se sucede gran parte del filme, como si de la Acrópolis ateniense se tratara, se suscita una confusión explicita entre John Lennon y Vladimir Ilich Uliánov, alias Lenin, cuando el Nota afirma que si buscas a la persona que se beneficia de algo, entonces descubrirás quién ha causado una situación.

De manera que, los Coen se inspiran muy libremente en el caldo de cultivo que constituyeron las filosofías positivistas para desarrollar su película y si Marx estuvo acompañado durante toda su andadura revolucionaria por Engels, el Nota lo está por Walter Sobchack, interpretado por John Goodman. Pelo corto y barba larga muestra Engels en las fotografías que se conservan de él, pelo a cepillo y barba corta Walter en el filme. Eternos descontentos ambos, partidarios también de la acción directa contra las injusticias cotidianas. Alemanes fueron Marx y Engels, alemanes son los nihilistas de El gran Lebowski, y alemanes son los sueños eróticos del Nota, pues se pueblan nada menos que de algo tan nibelungo y tan wagneriano como las walkirias.

Demasiadas coincidencias se me antojan, pues, como para ignorar la proyección filosófica de la película que nos ocupa, recreación libre de las ideas que bulleron en la Europa del XIX, de la misma manera que la versión de los Gipsy Kings se toma muchas licencias flamencas con respecto al mítico tema de los Eagles “Hotel California”, que es algo así como la columna vertebral de la música de esta película de Ethan y Joel Coen: coguionistas, Ethan productor, Coen director.

Podemos aún seguir profundizando las referencias culturales que sostienen esta producción, puesto que no podemos ignorar la raíz judía del comunismo. Recordemos simplemente que tanto Marx como Engels eran judíos y que Walter en El gran Lebowski profesa radicalmente esa fe hasta el punto de observar rigurosamente el descanso de los sábados, que tan sólo puede vulnerar en casos de vida o muerte.
El Nota y Walter forman equipo de bolos junto a Donny, constantemente inseguro incluso de las cuestiones más obvias. Pues bien, ¿quién fue el gran compañero de pensamiento de Marx y Engels? Hegel, cuyo bucle dialéctico, tesis más antítesis nos da una síntesis, muy bien puede haber sido parodiado por los Coen en la fragilidad mental de Donny.

Debemos mencionar asimismo al crack de la bolera, al superhombre de las competiciones, interpretado por John Turturro, llamado Jesus, que funciona a caballo entre Zaratustra y el vértigo de situarse más allá del bien y del mal, lo cual nos recuerda a Nietzsche.

Los nihilistas aparecen que en la película de los Coen con estética ninja y podemos mencionar también otros movimientos ideológicos importantes de finales del siglo XIX o principios del XX, como fueron las mujeres sufragistas que se plasman en la libertad artística y vital de Maude, interpretada por Julianne Moore, e incluso un guiño a Freud y el psicoanálisis en la estética fálica de Jackie Treehorn, productor de películas pornográficas interpretado, por Ben Gazzara.

Por todo ello, considero que El gran Lebowski es la manera personal y cotidiana que eligieron Ethan y Joel Coen para configurar en nuestros días lo que fue el nacimiento de las sociedades occidentales tal como las entendemos hoy.
Fco Javier Rodríguez Barranco
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