Haz click aquí para copiar la URL
España España · Cinecittà
Voto de Xavier Vidal:
6
Thriller. Drama. Intriga En un instituto, el último día de clase, una profesora se despide de sus alumnos y, además de anunciarles que deja la escuela, les confiesa que su hija de cuatro años que, aparentemente, murió ahogada en la piscina de la escuela, fue en realidad asesinada por dos estudiantes de esa misma clase. También les hace saber que ya ha puesto en marcha su venganza contra ellos. (FILMAFFINITY)
25 de marzo de 2011
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Satoshi Kon alertaba en su genial serie de trece episodios Paranoia Agent de la animalización de los estudiantes japoneses. A la mente también nos viene Battle Royale, el gran funny game de jóvenes listos para matar. Confessions suma y sigue en esa constante de cine de terror social, con unas imágenes estilizadas, con una narrativa tan fragmentada como los cómics manga. En Confessions, más que lo que se cuenta, importa quién lo cuenta: la mirada, los personajes que, en conjunto o aislados del resto, narran su particular vivencia y aportan información a una amalgama de odio, venganza y redención. Aún así, a Confessions le puede un gran defecto: nunca supera el monólogo inicial de la profesora, y a partir de aquí la cinta se limita a complicar, alargar y en esencia aguar la potente premisa inicial. Intrincada, alambicada, de corazón sádico y alma inquieta, Confessions interesa más por sus atributos visuales que por las reflexiones que pueda subyacer, algo que Kon nunca hubiera hecho. Al final la hipérbole es exagerada, irreal; y la película acaba hinchada, envenenada de su propio sadismo. Nuevamente, sorprende que una propuesta claramente pequeña, más apropiada para festivales especializados, haya llegado a quedarse a un paso de la nominación al Oscar. Confessions divertirá a los espectadores que prefieran el espectáculo a la ética (muchas veces formo parte de ese grupo: sólo desde esta perspectiva puede disfrutarse de las imágenes de, por ejemplo, Quentin Tarantino), a cambio de que sepan perdonar los vaivenes, la teatralidad de unas confesiones surrealistas (si no, basta recordar el excelente plano en ralentí de la piscina para reconciliarse con toda la película). Aunque hay momentos que caen por su propio peso (cinematográfico): el excelente speech (cuidado que se avecina un spoiler de los gordos) en el que la profesora confiesa haber infectado el desayuno de dos estudiantes con sangre portadora del virus del Sida. Vaya, que es una bestialidad... ¿Nadie deseó matar a un compañero de clase o pegar una bofetada a un profesor? Pues eso.

Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities
Xavier Vidal
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow