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Thriller. Drama
Cuando su novia Helen se queda embarazada, Jackson Baring, un chico guapo, inteligente y con un brillante futuro en el mundo de las finanzas, se casa con ella. Los recién casados se van a vivir a la casa natal de Jackson. La felicidad parece completa, pero, poco a poco, Helen descubrirá que su suegra es una astuta y peligrosa mujer capaz de todo con tal de monopolizar a su hijo. (FILMAFFINITY)
21 de noviembre de 2008
18 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
La incompetencia del guionista desemboca en el mismo mar de casi siempre: el recurso del homicida.
Cuando se tiene una idea global (una historia), pero se carece de talento suficiente para enriquecerla en los detalles, es prácticamente inevitable no llevar el apaño a la práctica. A veces no llama la atención, porque se funde con la ambientación o el género, pero en películas como ésta, canta.
El tema consiste en lo siguiente: como ni el guión, ni la dirección, ni la actriz principal consiguen disfrazar de suegra al mismísimo diablo a base de situaciones cotidianas mediante la sutilidad, se usa el truquillo de crearle un pasado homicida. De esta forma, si a alguien le quedaban dudas sobre si la Lange en el fondo lleva razón, el chantaje moral te arrastra a boxes sin clemencia y te reparan la conciencia: ya estamos todos de parte de la embarazada.
O casi todos. A mí me dan asco él, su madre, su mujer y esa segundona abuelita entrañable, qué mona, qué sabia, qué cansina.
Cuando se tiene una idea global (una historia), pero se carece de talento suficiente para enriquecerla en los detalles, es prácticamente inevitable no llevar el apaño a la práctica. A veces no llama la atención, porque se funde con la ambientación o el género, pero en películas como ésta, canta.
El tema consiste en lo siguiente: como ni el guión, ni la dirección, ni la actriz principal consiguen disfrazar de suegra al mismísimo diablo a base de situaciones cotidianas mediante la sutilidad, se usa el truquillo de crearle un pasado homicida. De esta forma, si a alguien le quedaban dudas sobre si la Lange en el fondo lleva razón, el chantaje moral te arrastra a boxes sin clemencia y te reparan la conciencia: ya estamos todos de parte de la embarazada.
O casi todos. A mí me dan asco él, su madre, su mujer y esa segundona abuelita entrañable, qué mona, qué sabia, qué cansina.