Y en la inmensidad y soledades de la tundra deberá buscar refugio el joven Agaguk (Phillips) junto a su amada Igiyook (Tilly), perseguidos por el asesinato de un comerciante sin escrúpulos.
Cinta de aventuras en el Gran Norte, con un magnífico desfile de paisajes de láminas de calendario.
El guion es muy flojo. Desprecia de hecho la posible trama policiaca que podía desarrollar y hay lances muy poco creíbles.
Lo mismo ocurre con la realización que se desentiende de los personajes que quedan toscamente dibujados. El viejo chamán (Mifume) podía dar mucho más juego explicando un poco sus negocios con los sinvergüenzas que le dan alcohol a cambio de pieles, o su derecho de pernada con las jóvenes inuits.
A destacar el papel tan secundario que juega la mujer, "Tendremos un niño, las niñas son inútiles". Literal. Y es que "Las mujeres no hacen preguntas", deben permanecer calladas.
Interesantes toques antropológicos describiendo la forma de vida esquimal, desde la construcción de iglús a los enterramientos. La vida en el interior de aquellas viviendas, su organización social, su promiscuidad. Buenas imágenes de caza de osos polares, pingüinos e incluso ballenas, o de pesca bajo el hielo.
Pero Agaguk no descansa. En sueños se le aparece continuamente "El espíritu del lobo blanco que va en su busca" y al que deberá enfrentarse. Lo mismo que ha hecho con el hombre blanco. Hombre blanco, lobo blanco.
En conjunto una obra floja pero que gustará a quienes disfrutan con las aventuras en la tundra ártica, con perros huskis y bellos paisajes nevados.