Atmósfera bien limpia en los juegos de las niñas que cantan en la calle "Pronto vendrá el vampiro con su cuchillo y te hará picadillo". "Por lo menos mientras cantan sabemos que están bien" comenta tranquilizadora la madre de Elsi.
Pero enseguida se deja ver la sombra del enigmático Hans (Lorre) tarareando una canción heraldo de la muerte.
De repente la pantalla se llena de humo, todo son cigarros, colillas, cajetillas, pipas, cerillas ... Fumando esperan el nuevo crimen mientras las autoridades prometen una recompensa, la policía busca inútilmente al asesino y el hampa ve tambalear sus negocios acosada por las pesquisas.
Angustiosa cinta de intriga y de terror que nos plantea al final, inquiere a los espectadores, aquello tan viejo de la responsabilidad civil y la patología psiquiátrica en los criminales.
Un soberbio guion que pasa sucesivamente por la búsqueda de un asesino, el análisis de su culpabilidad y el juicio que merece a la sociedad representada por aquel impresionante jurado popular de hampones.
Soberbia asimismo la realización dosificando el ritmo para poder escuchar bien el silencio, mostrar a los protagonistas en planos contrapicados (sobra efectivamente el del espatarrado) o acercarnos al expresionismo de los rostros, especialmente el desencajado de Hans con sus ojos saltones. Soberbia también su interpretación.
Fumando espero terminar de entender el mensaje final que, en realidad, invita a una nueva contemplación de la cinta.
No se la pierdan. Una obra maestra a la que, por cierto, no acertamos a encontrar la denuncia del nacismo que algunos sugieren.