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Voto de Lafuente Estefanía:
8
Drama Se termina el verano en un pueblo en Umbria, Italia. Gelsomina vive con sus padres y sus tres hermanas pequeñas en una granja destartalada, donde producen miel. Las chicas crecen al margen de la sociedad, pues su padre, que cree que se acerca el fin del mundo, prefiere que estén en contacto con la naturaleza. Sin embargo, las estrictas reglas que mantienen unida la familia se relajan con la llegada de Martin, un joven delincuente alemán ... [+]
27 de marzo de 2021
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A diferencia de lo que ven muchos críticos en “Le meraviglie”, para nosotros la obra se encuadra en lo que podríamos denominar neorrealismo realista, hiperrealismo si que quiere, pero en absoluto mágico. No le vemos la magia por ningún lado.
No la tiene el argumento basado en la vida cotidiana de una familia del tardohipismo que malvive en un viejo caserón de la Umbría rural italiana, que por carecer carece hasta de puerta en el wáter. Se dedican a la explotación de un pequeño colmenar, unas pocas ovejas y al cultivo del huerto. No parecen necesitar mucho más para sobrevivir allí. En la zona spoiler veremos que no es exactamente así.
Dentro de la exuberante complejidad de los caracteres, sin duda uno de los grandes logros de la cinta, nos quedamos con Gelsomina y Marinella. Tan distintas y tan iguales. Por ejemplo, cuando ensayan la coreografía y entonan cierta canción de moda que suena en la radio, en las confidencias sobre la belleza de los chicos o en la escena del rayo de luz que se “beben”. Una auténtica “meraviglie”.
De mayor hondura resulta Gelsomina, atrapada entre dos mundos: el que vive incomprendida en el seno de su familia y el que contempla en el pueblo (y al que aspira) con sus amigas y amigos que lucen vestidos de moda y presumen conduciendo las “vespas”.
Dos sucesos van a venir a alterar el inestable equilibrio familiar. De una parte la convocatoria en la zona de un concurso televisivo, en el que van a participar siete familias que desarrollan actividades agropecuarias con un premio económico para aquella que más cuide la naturaleza y el entorno. La iniciativa parte de Gelsomina y, como era de esperar, Wolfgang se opone rotundamente por lo que supone de claudicación al mercantilismo de la sociedad de consumo. Sin embargo, en una de las primeras escenas hemos podido verlo contemplando furtivamente concursos televisivos a las tantas de la noche. De otra parte la presencia del joven Martín, un muchacho que no habla pero con un precioso silbido. Llega desde el Tribunal de menores acompañado para convivir y tratar de rehabilitarse con la familia a cambio de una ayuda económica para esta. La idea es de Wolfgang y tampoco lo ha comunicado a Angélica ni a sus hijas. El muchacho no acepta el contacto físico con las personas, lo que nos hace pensar que debió sufrir con anterioridad abusos sexuales.
Cuando tiene lugar la celebración del concurso, cada familia luce sus habilidades artísticas y profesionales destacando el ganadero que consigue formar un magnífico coro con las abuelas de la casa que entonan una preciosa canción tradicional. Es sin duda uno de los momentos estelares de la película que recuerda las escenas de pesca de “Stromboli” (Rossellini, 1950). Tras una intervención emotiva pero muy limitada de Wolfgang defendiendo su industria apícola, cuando va a entrar siguiente concursante solicita Gelsomina mostrar sus habilidades. En un sencillo número apenas ensayado, las abejas van saliendo una a una de su boca para pasear por su rostro mientas Martin silba una bella melodía. Otra maravillosa escena.
Como lo serán las del final cuando el muchacho se esconda en la oscuridad nocturna, de donde solo lo sacará Gelsomina después de pasar la noche con él tomados tiernamente de la mano.
Una “meraviglia” de película que recomendamos vivamente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Lafuente Estefanía
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