23 de diciembre de 2023
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Con dos años es arrancado de los brazos maternos para internarlo en la Ciudad Prohibida y entronizarlo como emperador de China (1908) con el tratamiento de Hijo del Cielo; antes de cumplir los cuarenta (1945) era considerado por la revolución comunista traidor al pueblo, "Los criminales de guerra deben pasar a la sala de espera".
En medio una vida, la de Puyi (Lones), el último gran monarca de China, donde las tristezas superan claramente a las alegrías, "El emperador es el hombre más solo de la Tierra". Y no debió estar mal preparado, pues al final de sus días trabajó en el Jardín Botánico y en la Biblioteca Nacional de Pekín.
Una buena película que nos acerca con brillantez a una etapa importante de la historia del Extremo Oriente. Solo por esto merece la pena verla.
También por la cuidadosa ambientación que nos mete por primera vez a los occidentales en los recovecos de la antigua Ciudad Prohibida, en la corte de un imperio milenario y desconocido.
Estéticamente impecable, rigurosa fidelidad a la historia de ese gran país tan ignorado en Occidente. Sí, pero también una cinta fría, emocionalmente distante, con la gelidez y asepsia de un documental. Le falta alma, emoción. Al menos para nosotros.
En cualquier caso estamos ante una buena película muy recomendable.
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