La sobreactuación de la señora Keaton llega a tal extremo que, si no fuera por no tirar el dinero de la entrada, era para levantarse y marchar a los CINCO minutos de la película.
Empalagosa, rebuscada, egocéntrica - todo gira alrededor de la madre - y absurda.

Keaton es una mujer de comedia y lo ha demostrado en sobradas ocasiones, pero esta vez, la presunta comedia se transforma en un producto que raya el histerismo.
Aquellas amables películas donde la madre era el centro de la familia, donde su sabiduría hacía mella en sus hijos llevándoles al encuentro de su felicidad, en este film es lo mismo pero todo lo contrario, o sea:
No recomiendo esta película... a NADIE.