Nada, estos guionistas americanos no tienen arreglo. Una muestra más de cómo cargarse una idea original de cierta fama en su antecedente francés, para convertirlo en un absurdo subproducto de resultados casi vergonzosos.
Porque todo lo que en la peli original tenía de humor inteligente aquí desencadena en una zafia concatenación de gags a cual más ridículo, mal hilvanados y, lo peor, sin puñetera gracia. Añádenle una moralina de risa y totalmente desubicada en el conjunto total de la cinta y ya me dirán. Una de esas pelis de las de levantarte de la sala e irte a casa pensando el por qué gastaste ese dinero. Afortunadamente no muchos la pudieron "disfrutar" en el cine.
Un clara muestra de que Paul Rudd nunca debió salir de los papeles secundarios que le dieron cierta fama, sin apenas química con su pareja protagonista, un Steve Carell que parece no saber escoger bien qué película debe hacer para ser un humorista reconocido y de calidad.