Complicada empresa la de Tom Hopper. Adaptar a la gran pantalla un majestuoso musical de 3 horas de duración, respetando escrupulosamente el libreto (es más, incluso se permite el lujo de incluir una canción inédita hasta el momento), que no contiene apenas ninguna línea de diálogo que no sea cantado.
Este film será por tanto especialmente paladeado por los muchos fans del espectáculo teatral, tan distinto a los de Broadway, y tal vez no tanto por el público en general, que debe ir sobreaviso de la configuración de una película musical con subtítulos durante tres horas de metraje. Porque en el musical teatral hay descansos, en las salas de cine no.
Cuenta con un soberbio elenco de interpretaciones (no tanto voces), especialmente ese esplendido "tour de force" entre un Jackman cada vez más actor y un Crowe pleno de matices. Éstos no cantan bien, ni mucho menos; casi nadie lo hace, si exceptuamos a Samantha Barks (miembro del elenco de la obra en Londres) y, sobre todo, una Anne Hathaway en un papel breve pero con una colosal escena cantando la conmovedora "I dreamed a dream" en un primer plano fijo de 3 minutos (sólo por esta secuencia, se hizo merecedora del Oscar a la actriz de reparto).
El resto del film muestra las virtudes y carencias del musical original, basado en una historia magnífica de Victor Hugo y llevado a las tablas de los teatros desde hace más de 25 años. Es una estupenda combinación de emoción, interpretación y calidad musical.