Inteligente crítica social la que realiza Woody Allen a través de su irreverente humor en 'Zelig', utilizando un formato muy poco convencional como es el falso documental. Ahí radica lo diferente de la propuesta y el hecho de que logre el efecto deseado confirmaba a Allen como un genio en esto del arte del cine capaz de ser fiel a sus principios haciendo todo tipo de géneros e incluso dándoles la vuelta completamente.

En esta película, a modo de documental biográfico, se nos cuenta la falsa historia de Leonard Zelig (Woody Allen), un hombre que en los años 20 empieza a llamar la atención de la sociedad de la época por su insólito don de cambiar de aspecto físico según la gente con la que se junta. Enseguida esta rara peculiaridad le hace ser bautizado por los medios como "el hombre camaleón".

A través de supuestas grabaciones de archivo y testimonios se nos narra todo lo que vivió este hombre a partir de alcanzar una gran popularidad y a la vez ser estudiado por médicos y psiquiatras. Precisamente la psicoanalista Dra. Fletcher (Mia Farrow), se empeña en tratar al "hombre camaleón" de manera psicológica.

'Zelig' es ante todo una crítica en varios frentes, pero que se fundamenta en los propios problemas de la sociedad y concretamente en el hecho de ser aceptado y en la individualidad de la opinión de una persona. Zelig se transforma en los demás para lograr la aprobación de esas mismas personas que lo rodean, aunque el film lo traslade al límite del humor absurdo.

Hay auténticas perlas del humor y prácticamente el 100% de las situaciones funcionan precisamente por el contraste de estar viendo un documental en tono serio en el que se van soltando tales "chorradas" sin que se pierda la credibilidad en los hechos, que sin duda lo convierten en un absoluto acierto el contarlo de esta manera y no en una ficción convencional.

Evidentemente todo esto se consigue con un gran guión y adaptándolo a una estructura que no es la habitual en un film corriente. Además nos regala múltiples momentos visuales memorables con la técnica de introducir a los propios personajes ficticios en situaciones reales de las cuales se conservan grabaciones. Así podemos ver a Leonard Zelig codearse con personajes ilustres de la época y momentos históricos como si realmente hubiera estado ahí, algo que siempre resulta curioso y que la película cuida con detalle.

Sin duda una de las cintas más originales del cine cómico y de un genio de la talla de Allen que siempre quiso reinventarse a sí mismo.

Puro cine Woody Allen contado de manera muy diferente.