Acudir a ver un film como el que hoy nos ocupa, es hacerlo con la idea infundada de que vas a perder noventa minutos de tu vida con algo que ya has visto con anterioridad un millón de veces, como poco. Esto es lo que comúnmente se conoce como expectativas. Y es que el cine de fugas carcelarias no atraviesa por su mejor momento, casi que no atraviesa por ningún momento. Bueno, pues todo lo anterior que os parece negativo, solo lo cuento para tratar de explicar lo que me ha ocurrido con "Vacaciones en el infierno"; film que ha roto en mil pedazos mis pésimas expectativas, al tiempo que Mel Gibson me daba con un canto en las narices.
Todo lo que en la película aparenta ser más de lo mismo, es en realidad novedoso e inesperado; nunca una fuga de prisión resulto tan estimulante, divertida y macarra. La novedad comienza con la prisión que nos presenta el film de Adrian Grunberg, por algo recibe el nombre de "El Pueblito". Cárcel a la que llega un Gibson en estado de gracia y demostrando lo excelente actor que es. La trama de la cinta es simple y a la vez llena de momentos inesperados, hacia mucho tiempo que no me topaba con una historia que se saliera tanto y tan bien del camino establecido. "Vacaciones en el infierno" tiene incluso una parte de denuncia social, sobre la situación que se vive en demasiadas cárceles del tercer mundo.
Últimamente cada vez es más difícil salir del cine contento, pues "Vacaciones en el infierno" produce esa sensación. Es un entretenimiento cien por cien disfrutable.