Vi esta película hace bastantes años, en la época del auge de los videoclubs (locales en los que he forjado mi amor al cine): Era yo muy joven y recuerdo alquilarla con mis amigos y ponernos a verla todos juntos. A la mayoría de ellos le gustó bastante e incluso había escenas en las que se deshuevaban de la risa. No fue mi caso. No me hizo demasiada gracia. A decir verdad, no me hizo ni pizca de gracia.

Pero hete aquí que han pasado muchos años y he leído comentarios hablando bien de la película y he escuchado algunos podcast en los que se la trata bien; el reparto está lleno de caras conocidas y el director Peter Berg (debutaba con esta película) ha tenido una carrera irregular pero ha rodado alguna película más que interesante, así que decidí darle una segunda oportunidad, porque otra cosa no, pero no me caracterizo por ser inflexible en las cruces que hago a según qué películas. Pero es que la segunda vez que la vi casi me pareció peor. Se trata de una comedia "negra", pero es que a mí no me hizo ni soltar una mísera sonrisa. Las situaciones no es que sean increíbles (eso es lo de menos) es que son inconcebibles; es imposible llegar a empatizar mínimamente con ningún personaje porque son esperpénticos... sí quizá eso es de lo que se trata, pero a mí no me hace ninguna gracia. Los actores están todos pasadísimos de vueltas: desde Jon Favreau que se dedica a poner cara de panoli hasta una Cameron Díaz que empezaba a hacer abuso de los tics que tanto la perjudicaron después (eso no es excusa para que se la eche de menos), pasando por Christian Slater, Jeremy Piven y Daniel Stern han conocido momentos mejores.

Como todo no va a ser negativo, hay que destacar que se notaba una mano detrás de la cámara. A pesar de eso, sigo pensando que no es una buena película. Esta vez, no he cambiado de opinión.