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España España · Murcia
Voto de wasdred:
10
Serie de TV. Drama. Comedia. Thriller Serie de TV (2015-2022). 6 temporadas. 63 episodios. Precuela de la serie "Breaking Bad", centrada en el personaje del abogado Saul Goodman (Bob Odenkirk), seis años antes de conocer a Walter White. La serie cuenta cómo un picapleitos de poca monta llamado Jimmy McGill, con problemas para llegar a fin de mes, se convierte en el abogado criminalista Saul Goodman. (FILMAFFINITY)
23 de junio de 2017
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La desconfianza y cierta pereza casi me hicieron cometer el craso error de no animarme a ver Better Call Saul. Aunque guardaba gratos recuerdos de Braking Bad, los personajes principales y sus motivaciones me terminaron por parecer un tanto previsibles y simplistas, dejando de lado el primer acercamiento al protagonista en su primera temporada, donde la ambigüedad y el conflicto moral se mostró en todo su explendor. En temporadas siguientes la acción pasó a jugar con claridad el papel preponderante, y aunque el conjunto me dejó buen sabor de boca, no me creó la impresión de esas grandes series que dejan un rastro perdurable, vívido, de historias personales memorables, de personajes que parece que siguieran deambulando entre nosotros, a pesar de que la pantalla ya nos hubiese contado todo sobre ellos.
La historia de nuestro Jimmy Mcguill, alias Saúl, es otro asunto. Más seria y pausada, e ingeniosa incluso que se predecesora, no me extraña que Odenkirk se empeñase en terminarla a pesar de su grave enfermedad. Le regalaron el papel de su vida. También lleva parte del peso el memorable personaje de "Mike", interpretado impecablemente por un carismático Jonathan Banks. Se suman el acierto del hermano abogado de Jimmy -algo así como una especie Charles Laughton en Testigo de Cargo-, con una apabullante interpretación de Michael Mckean, y otra de los pocas personas por las que nuestro antihéroe siente aprecio, una creíble, inteligente y contenida Rhea Seehorn, que cada vez cobra más importancia; otro personaje para enmarcar, y seguramente unos de los personajes femeninos de más profundidad jamás creados en una serie de televisión. Todos ellos juegan un papel importante en la dualidad y conversión definitiva de Jimmy Mcguill, el tipo que a veces podría mostrarse bueno y honesto, pero que de algún modo no puede evitar ser un truhan empedernido. El pícaro que aprendió el juego de la pillería desde pequeño, con pequeños detalles de su pasado que lo explicarían en parte, y soltado a drede en una profesión que da mucho juego. Sus genialidades no me han hecho reír, más exactamente me han sacado esa medio sonrisa... ese soplo de aire que es la travesura frente a la mediocridad y la corrección política, frente al pensamiento medio, frente al tonto y aburrido ciudadano que llega lejos con los buenos días y el qué tal está usted y poco más. Las tramas que se monta el pillo con talento, con una motivación siempre latente de la supervivencia y de pura burla a lo establecido y reconocido como "éxito" , me han hecho rememorar historias de la picaresca española, y, por qué no, también algo de Mark Twain. La serie bascula en el drama con igual peso, incluso en la tragedia, al tiempo que no renuncia a mostrar un panorama social a través de variopintos personajes secundarios. En cierta manera, la picaresca termina convertida en un retrato de época, de un determinado estrato social, tal y como pretendían aquellas obras. En esta ocasión retrata el mundo de la justicia estadounidense, especialmente de la abogacía de altos vuelos, aunque sin renunciar a la otra: la pasillera, la de pie, la que se juega negociando conformidades de delitos y conflictos del día a día. También el mundo del cártel, con unos personajes fantásticos que integran esos inolvidables Salamanca, introduciendo uno nuevo que no aparecía en Braking Bad, pero que es seguramente el tipo màs retorcido y taimado de todos ellos: un perfecto villano representado por Toni Dalton, como Lalo Salamanca, otro sobrino del gran Héctor Salamanca. Mientras que Jimmy forma parte de ese mundo de la abogacía, Mike se encarga de representar al segundo. Ambos terminan confluyendo, sirviendo en gran medida de enlace el trágico Nacho Varga (Michael Mando).

Siguiendo con Jimmy, la comprensión de la controversia es definitiva, cuando sabemos que, con el apoyo afectivo y confianza de algunos, quizás Jimmy no hubiera llegado a ser Saúl. Aquí juega un papel trascendental su hermano Charles. Aunque tales aspiraciones y el afecto que se le coge al personaje se muestran muy bien a través de Kim Wextler, (Rhea Seehorn), por el que nuestro héroe siente fervor. Kim sirve de espejo a los sentimientos de los espectadores: no puede evitar divertirse con su genialidad, pero en numerosas ocasiones se siente contrariada y anda con cautela, porque la única forma conocida de vida de Jimmy es catapultear, de una forma u otra, las reglas del juego. A través de las seis temporadas veremos cómo la genialidad de Jimmy, que bien llevada pudo dirigirse a otros sitos, acabó trágicamente sepultada en el mundo de la delincuencia millonaria y sofisticada. Y la tragedia está en que Jimmy resbalones es consciente de su trasformación, de que en cierto modo será o se terminará convirtiendo en la caricatura de Braking Bad, en un genio arrogante del mal al servicio del cártel. Siente que no puede obrar de otra manera, aunque le lleguen oportunidades para alcanzar el éxito o el reconocimiento. Jimmy se aburre y es siempre de atajos, a pesar de poseer una inteligencia excepcional. Una dicotomía siempre presente, porque todo es una reflexión profunda sobre la ética, y sobre la delgada línea en la que la travesura puede acabar o llevar a delitos atroces. Por supuesto, en esa ecuación hablar o no de redención y arrepentimiento, e incluso del amor, es inevitable.
También es un milagro visual, y de un portentoso guión.
Por último, no puedo dejar de mencionar el cariño y la honestidad con la que es tratada la relación entre Jimmy y Kim, dedicando secuencias enteras de cotidianeidad en la que se intuye un amor espontáneo, sin decir una palabra.
El cierre de la última temporada, especialmente su último capítulo, está dedicado a los dos. Dudo mucho que vuelva a ver en televisión algo remotamente parecido, rodado en un castizo blanco y negro, y asumiendo el riesgo de cerrar nada menos que seis temporadas sin fuegos artificiales, con sobriedad y una caterva de profundas emociones contenidas.
wasdred
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