Estremecedora historia acerca de un caso judicial que ocurrió realmente en Australia. La película es muy correcta, pero lo que la eleva sobremanera es, como siempre, la excelente recreación que de su personaje hace la gran Meryl Streep, que consigue que vivamos con indignación y angustia el drama de una mujer que no sólo ha perdido a su bebé, con el consiguiente dolor que ello le produce, sino que tiene que soportar ser ella misma acusada del crimen.
La película también nos muestra lo crueles e injustos que pueden llegar a ser los medios de comunicación influenciando a las personas.