Otra obra maestra más de uno de los mejores cineastas de la actualidad, Ridley Scott, que de la mano de Denzel Washington y Russel Crowe nos enseña como fué el mundo del hampa desde finales de los 60 hasta mediados de los 70.

Es la historia de Frank Lucas (D. Washington), que empezando como chófer de un gangster, termina adueñándose de un auténtico imperio de la droga, mayor aún que el de su mentor. Es frío y calculador, pero también tiene su corazón, por ello protege a los suyos y va todos los domingos tanto a la iglesia con su madre como a visitar la tumba de Bumpy, el que fuera su mentor. También es muy es estricto y no perdona el más mínimo fallo, ni siquiera a sus hermanos . Pero cuando uno tiene poder, éste te corroe las entrañas, y solo quiere más y más poder, y claro por muy frío, calculador y estricto que seas acabas cometiendo algún que otro fallo.

Por otro lado está Richie Roberts (R. Crowe), un poli de ciencia-ficción (pues qué policía por muy honrado que sea hace ascos a un millón de dólares?), un policía honrado, mujeriego y al que le encanta su trabajo. Un hombre al que no le temblará el pulso si tiene que delatar a su compañero si éste ha cruzado "la línea". Se pegará día y noche para pillar su objetivo y al mínimo error de éste caerá sobre él como si de ave de presa se tratara.

Impresionantes actuaciones de dos maestros de la interpretación (Denzel y Russel, dos de mis actores favoritos) para una apasionante historia que hará que no pesteñees.