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España España · Shangri-la. Andalucía
Voto de Maggie Smee:
7
Comedia. Drama En el verano de 1984, siendo primera ministra Margaret Thatcher, el Sindicato Nacional de Mineros (NUM) convoca una huelga. Durante la manifestación del Orgullo Gay en Londres, un grupo de lesbianas y gays se dedica a recaudar fondos para ayudar a las familias de los trabajadores, pero el sindicato no acepta el dinero. El grupo decide entonces ponerse en contacto directo con los mineros y van a un pueblecito de Gales. Empieza así la ... [+]
21 de marzo de 2015
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde hace ya tiempo, hay una corriente o estilo en el cine británico, que se extiende con resultados inferiores por otras nacionalidades, de rodar un cierto tipo de película modesta en su presupuesto, bienintencionada, con mensajes constructivos y que intentan demostrar que todos podríamos convivir más tranquilos o felices si nos comportásemos de otra forma. Quizás pueda llevar a algunos espectadores a deducir que se tratan de películas meramente comerciales o tramposas, o simplemente superficiales al no ahondar demasiado en “el drama” que se cuenta. Pero al menos para mí, y entramos ya en terrenos personales, mientras que los elementos que se barajen se hagan con un mínimo de coherencia y respeto, ya de entrada, me las va a diferenciar de las típicas comedias con tintes dramáticos que nos venden en el cine, porque, gracias a una habilidosa dirección de Matthew Warchus, no cae en la dinámica del telefilm. Y por eso las agradezco, bueno, supongo que eso le ocurrirá a gran parte del público, pero me gustaría aclarar al menos mis razones.
En el caso de “Pride” se habla de gays, lesbianas y de una huelga de mineros, concretamente se desarrolla en la oscura etapa de Margaret Thatcher y cuya acción oscila entre Londres y un pueblo pequeño de Gales. Tiene algunas escenas y tópicos, más que previsibles, esperables en el género. Pero está muy bien hecha, llevada con buen pulso, sus personajes son creíbles con objetivos claros, llevados a cabo por un reparto, como también suele ser por fortuna habitual en estos casos, que funciona a las mil maravillas y su actuación coral funciona como un reloj. Además, la hace más encantadora su amena selección musical para ambientarla y que encaja como anillo al dedo. Lo que quiero decir, en resumen, que se trata de un film que se ve con mucho agrado. De hecho me no sorprendía que entre el comedido jolgorio que había en la sala, con espectadores de diferentes edades, una señora ya de cierta edad creo que fue la que mejor se lo pasó.
Y la mayor de sus ventajas es esa, aunque para algunos pueda ser su inconveniente, el que puede agradar a un público variopinto que ve una película comercial “diferente” y que si entra despistado en la sala sin mucha información sobre el film, el factor “sorpresa” aumenta. En algunos momentos podría parecer que bordee el límite subjetivo, esa franja que divide el terreno de cuando se habla de sentimientos y de cuando es sentimentalismo puro y duro, cosa que al menos para mí no ocurre, al estar hábilmente tratada y al dosificar astutamente tanto su intención como su intensidad, esquivando el llegar a cargar las tintas, cosa en la que fácilmente se podría haber incurrido.
El comentar que su sentido educativo o pedagógico está también logrado podría levantar suspicacias. Sé que perjudicaría su imagen para cierto sector del público el llegar a semejante afirmación, a mí el pensarlo me pone de los nervios, porque no creo que ese haya sido el verdadero propósito del film, pero tal y como continúa el patio en algunos sectores de la sociedad, y ni hablemos ya de otros países, cuya mera referencia a la homosexualidad sigue siendo tabú, también podría considerarse otro logro más.
Maggie Smee
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