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Voto de Francisco Javier Millan:
8
Bélico. Drama Narra la historia de Desmond Doss, un joven médico militar que participó en la sangrienta batalla de Okinawa, en el Pacífico durante la II Guerra Mundial, y se convirtió en el primer objetor de conciencia en la historia estadounidense en recibir la Medalla de Honor del Congreso. Doss quería servir a su país, pero desde pequeño se había hecho una promesa a sí mismo: no coger jamás ningún arma. (FILMAFFINITY)
20 de diciembre de 2016
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya de entrada deberíamos celebrar el regreso de Mel Gibson a la dirección, tras unos años de dimes y diretes que han cercenado gravemente su vida personal y artística. La espera de casi una década ha merecido la pena, reafirmando con su nuevo film, algunas de las habilidades narrativas y visuales más potentes de su pequeña gran filmografía.
El film nos introduce de lleno en la batalla de Okinawa durante la II Guerra Mundial, mostrando con una brutalidad pasmosa una de los hitos bélicos más cruentos del pasado siglo XX. Gibson no escatima en imágenes escabrosas de gran dureza, haciendo alarde de ello con una puesta escena hiperrealista. Un espectáculo de explosiones, acción trepidante y una tensión que se irá acumulando minuto tras minuto del metraje.
En medio de esta barbarie sitúa a su protagonista, Desmond Doss, un joven que decide ayudar a sus compañeros como sanitario, rechazando cualquier uso de armas durante su proceso de instrucción. Principios que llevará hasta las últimas consecuencias en la contienda antes referida.
Doss, interpretado con gran acierto y un punto de ternura por Andrew Garfield, se confiere en un personaje perfecto para las intenciones que persigue Gibson. Tanto su trasfondo familiar, como sus profundas convicciones lo convierten en un ser humano capaz de canalizar los designios de Dios a través de sus acciones. Eso sí, sería un gran error si solo realizamos una lectura de corte religioso, ya que, en el fondo, la película contiene un mensaje pacifista que debería ser aplicado por igual, independientemente del credo, raza o condición. El objetivo principal es mostrar a una persona que planta cara directamente al ejército, desmontando por completo cualquier argumento belicista. En definitiva, construir con los pequeños actos, un mundo mejor.
La estructura del film no se aleja de las constantes habituales del género (instrucción y posterior misión), ni tampoco escatima en heroicidades muy propias del espíritu estadounidense. Aquí lo importante es la construcción de un personaje y su visión de estas hazañas bélicas. Un grito de esperanza en el infierno que supuso el Pacífico, presentado en el que es, sin ningún género de dudas, el film bélico más importante desde “Salvar al Soldado Ryan”.
Debate aparte sería el porque se muestra tanta crudeza, para luego quedarnos con el punto pacifista que plantea. Algo que ya es de por sí intrínseco, a la naturaleza de su director.
Francisco Javier Millan
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