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España España · Barcelona
Voto de JulesVincent:
8
Drama Nuevas aventuras tanto personales como deportivas del boxeador Rocky Balboa, que en esta ocasión debe enfrentarse a un duro y frío boxeador soviético, llamado Ivan Drago. (FILMAFFINITY)
15 de octubre de 2023
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Stallone decidió meterse a director para continuar la saga de Rocky, dejándonos ver sus limitadas dotes para tal faena, pero dando a luz un producto que si el espectador es capaz de no tomarlo en serio en ningún momento y de verlo solo desde la perspectiva más básica y elemental de la irracionalidad más salvaje, se convierte en un pequeño regalo para los orgasmos cinematográficos.

Pensado, creado y parido para saciar el hambre anticomunista derivada de la Guerra Fría. Todo en esta película huele a patriotismo estadounidense y a su homónimo soviético con un enfrentamiento de poderes y egos en un entorno infinito de baño de masas y kilómetros de banderas de barras y estrellas y de hoces y martillos. Aclamaciones populares, abucheos infectos e himnos sonando a tropecientos decibelios en climas donde el odio, los prejuicios y las redenciones campan a sus anchas por igual. Desde políticos y prensa internacional mundial hasta familias y clanes, en plural y en singular se extiende una propaganda de ensalzamiento de lo propio y de derribo de lo extraño. Mostrado con notable grandilocuencia y enormidad todo huele a recalcitrante hipérbole donde se dopa y agiganta cada centímetro cuadrado del sentimiento patrio y se muestra con humillación y burla al bando contrario. Cartelones de tamaños de canchas de baloncesto, toneladas de pirotecnia, miles de kilowatios de luces de colores, coreografías bañadas en los colores de la bandera...digamos que Stallone se quedó bien a gusto gastándose la pasta para montarse su fiesta del placer.

Lo que desde luego no se le puede reprochar a la película es que el guión va de frente y sin andarse con leches que se salgan por la tangente. Sabe lo que quiere y sale corriendo a por ello en una construcción y narrativa de los hechos tan estúpida como simple y directa. Se cumplen las premisas más básicas de este tipo de pelis en las que hay:
- Introducción chorra con buen rollo y ambiente distendido.
- El malo llega a perturbar esa paz.
- Amigo del bueno sufre la ira del malo.
- El bueno se enfada mucho y decide entrenar duramente para darle su merecido al malo.
- El malo paga el pato.

No cabe decir que el malo es aquí mostrado como el comunista soviético y el bueno como el capitalista estadounidense (esta vez dado al altruismo por una buena causa, vamos no me jodas), que para eso pone la pasta de la peli el segundo bando. Para más inri, el altruismo se juega a domicilio, para recochineo y regocijo del director. Así que visceralmente hablando la peli se sumerge en una sucesión de grandes temas musicales acompañando a un motivadísimo y mazado Stallone desempeñando sus tareas de preparación. A ritmo de "Hearts on fire" o "Burning Heart", su actor y director suda a la luz de la lumbre y bajo las nieves soviéticas en compañía de los suyos, mientras levanta a todos ellos a peso muerto y se desloma cargando piedras del tamaño de sus cojones y haciendo cientos de flexiones a punta de dedo índice. Todo sirva para poner en su sitio a un Iván Drago que misteriosamente ha ido ganando fama con el paso de los años hasta ser más conocido que el propio Dolph Lundgren. Es curioso este fenómeno sociológico que coloca al personaje ficticio por delante del real, pero ¡así es amigos! A pocos escucharéis decir que han visto a Dolph Lundgren en cualquier saga de "Mercenarios", sino que allí aparecía Iván Drago. Sin duda alguna el rival más importante al que se ha enfrentado Stallone en su carrera. Ni Carl Weathers, ni Mr. T, ni pollas en vinagre. Donde haya un Iván Drago que se quite lo demás. Carisma incomprensible sin decir más de 10 palabras en toda la historia, la viva imagen del enemigo invencible, de la roca indestructible, o de como dicen los propios y engreídos soviéticos (¡¡¡pobres de ellos!!!), la evolución del ser humano. Pues ahí está un buen americano para ajustarle las tuercas.

Cinematográficamente es de una calidad más que discutible, pero cada vez que la veo me pega un chute de no sé qué especie de energía y me entran ganas de ponerme a boxear.
JulesVincent
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