The Wire construye un puzzle a lo largo de sus cinco temporadas. Un rompecabezas que sólo adquiere sentido una vez terminado. Sin duda, una sinfonía de los barrios bajos en la que no hay héroes ni villanos.
RECOMENDACIONES FINALES PARA VER THE WIRE
The Wire gana adeptos año tras año por la complejidad en su universo narrativo.

Sin embargo, su audiencia tiende a ser menor al fanatismo de la crítica. Ya que, verla no es una tarea tan sencilla pues al menos durante sus primeras temporadas la trama puede ser aburrida.

Por eso, en #mav recomendamos que la juzgues de principio a fin. Del mismo modo, es indispensable poner la serie en inglés y con subtítulos. Debido a la jerga y múltiples acentos que identifican a cada sector social retratado.

Al concluir, los pequeños pedazos adquieren sentido para construir un ensayo realista de nuestra sociedad. Además, lo más probable es que te saque más de una risa el humor negro y fino que tira David Simon. Quién no recuerda la escena con el mayor número de fucks en la historia de la televisión.
Ver The Wire es como leer un muy buen libro: en los primeros capítulos se dedican a presentarnos a los personajes y su ambiente. Siempre terminas con la expectativa de saber qué ocurrirá, lo que te deja con ganas de ver el próximo episodio. La serie tiene su propio ritmo y juega con las emociones del espectador de forma magistral.
Algo que caracterizó a The Wire fue que cada temporada se enfocó en un aspecto diferente de Baltimore: el tráfico de drogas, la clase obrera, el Gobierno, el sistema escolar y los medios de comunicación. A pesar de su diferenciación, los personajes y sus historias compaginan con el nuevo aspecto presentado.