Un brillante Phil Hartman "nedflanderizado" con el filtro del vecino perfecto -pese a que él, de hecho era Lionel Hutz o Troy McClure- se pasa toda la película zalameando a Rita Wilson, intentando enseñarle otro juguete, pero ni él ni un reno pudieron con el Chuache. El que sí se le resiste un poco, tras la barba y el traje (parte de él) es un Santa Claus con la jeta de Big Show.
Brian Levant ('Los Picapiedra'), como acostumbra, sale airoso y tiene maña para contagiarse de la fórmula de John Hughes y, sobre todo, Chris Columbus, en una especialidad que ambos conocían a pies juntillas: conseguir que lo conciliador -amigos, familia y buenos sentimientos- sean como el pan y la mantequilla al untarlos con una aventura urbana metida con calzador aunque (y ahí reside esa marca reconocible) combinándolo con tanta naturalidad que, sorprendentemente, nunca parezcan elementos incompatibles.
No en vano un muso reiterado de ambos -Hughes y Columbus- se cuela aquí encorsetado en el uniforme rojo y blanco para tocar las narices al rey mago austríaco: James Belushi es un santa estraperlista y alcohólico.
A fin de cuentas esto es una comedia navideña -la segunda de Arnold, la primera como actor- de aventuras aunada por la madre de todos los quebraderos físicos a los que se expone la celebración del adviento en términos estrictamente materiales: comprar a última hora el juguete agotado que está de moda.
Y ni que decir he tenido que, influencias aparte, la pachanga la produce Chris Columbus.
Una chorrada gozable y, qué repuñetas, al final una simpática e inesperada película "accidental" de superhéroes a medida que la credibilidad va alejándose a mayor velocidad que un turboboomerang.
It's turbotime!!!