Haz click aquí para copiar la URL
Voto de antonio lopez herraiz:
8
Comedia. Musical Una estrella de la canción country (Dolly Parton) contrata a un taxista (Sylvester Stallone) como su protegido para demostrar que cualquiera puede tener talento en el mundo del espectáculo. (FILMAFFINITY)
15 de octubre de 2023
Sé el primero en valorar esta crítica
Mal que nos pese (y sin la parte mala, viéndola en comparativa frente a lo que vino luego) esto de que Sly tratase de demostrar su polivalencia haciendo el gansete o, simplemente, no haciéndole ascos a otros géneros, fue muchísimo antes de los patinazos en los 90. Y llevando su futura rivalidad con el Chuache hasta el paroxismo, no se quedaría con ganas de colaborar como aquel -Hal Needham lo dirigió en 'Cactus Jack- con un genuino dire todoterreno de comedietas, slashers o lo que surja alejándose de la saga 'Porky's' (que, en espíritu, empezó y terminó con él), Bob Clark.
Phil Alden se sube al carro de las extrañas parejas y colaboraciones bizarras sobre el papel que han compartido créditos de libreto con Sly para su debut como guionista en el cine (y eso de dirigirlas ya llegaría) un lustro antes de su pelotazo costneriano ('Campo de Sueños').
Como idea no es una ocurrencia tan desestimable la de cruzar al potro italiano con la diosa de diosas Dolly Parton en un híbrido ranchero de 'Ha nacido una estrella' -la de Kristofferson y Streisand, puestos a emparentarla en lo estrictamente musical- y la soterrada prolongación del concepto de patito feo hecho cisne de 'My fair Lady' trasladado con una soterrada crítica a la facilidad con que un artista puede ser prefabricado: en este caso, se trata de una estrella del country (Parton) haciendo lo propio con un vasto taxista de Nueva York al que decide transformar en cantante. El duelo entre volúmenes capilares está servido, el de aptitudes para la música se zanja rápido.
Tal vez el mejor incentivo para los fans del Sly más reconocible esté en que sus alaridos cuando es torturado con un machete rasgándole la piel sonaban exactamente igual que su voz escuchándolo cantar.
Puede que escogiesen al Stallone equivocado, pero el reclamo para el público no era Frank... y qué puñetas, ver a Rambo, ver a Rocky Balboa, seduciendo a Dolly pese a una química inexistente entre ambos, aprendiendo a montar cerdos, vestido con lentejuelas o ropa cowboy con colorines y, sobre todo... ¡cantando! son sobradísimas causas para quitarse el sombrero de los placeres ¿culpables?? ante la primera y única comedia romántica en la carrera de Sylvester Stallone (sin contar Demolition Man).
Y descuida, no falta un hueco para las trifulcas de bar... tanto para Sly como para Dolly.
Ahora que la madrina de Miley Cyrus se pone hard rockeando al lado de Rob Halford es un buen momento para recordar cómo se las gasta codeándose con zanguangos.
Auambabalubaaa...
antonio lopez herraiz
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow