Demoni 2 es esa secuela que nunca sacarías a la luz cuando intentas justificar que es mentira lo de que segundas partes nunca fueron buenas. Lamberto Bava cae en todos los errores que no estaban en la primera parte y que la convertían en una película genial, una película comercial pero alejada del foco hollywoodiense, lo que le permitía innovar a su manera. Demoni 2 es esa típica película ochentera de monstruos sin más.

Y es que la primera parte era mejor en todo, pero sobre todo en el ritmo. Demoni 2 se dedica a ofrecer pura carnaza para el espectador de turno, que estará más contento cuanto más grande sea su cubo de palomitas pero que no quedará sorprendido ante nada de lo que ve en pantalla. Es más, el clímax apocalíptico de la primera parte aquí casi que se pasa por alto, y lo que acabamos teniendo es una sucesión de efectos sin personalidad que convierten a Demoni 2 en una películas más epiléptica que disfrutable.

No es ni mucho menos lo peor del género, pero pierde toda la personalidad que tenía la primera parte.