Hacía tiempo que una película no cambiaba mi parecer tantas veces durante su visionado. Como suele pasar en este tipo de producciones, el no ir avisado de un buen final siempre ayuda.

The Party es más una obra teatral que una película. Un film que se sostiene por el carisma de sus buenos actores y sus interpretaciones más que correctas, que se narra prácticamente entre cuatro paredes y tirando de un blanco y negro que le acaba ayudando más de lo que parece. El toque british también le da un punto diferente al típico film salido de Hollywood que gusta a todo el mundo pero que no acaba de aportar ese gen diferenciador. Sally Potter ni siquiera juega a confundirte, no hace trucos ni artificios para que sus giros impacten con precisión y se limita a ser una mera espectadora más con una cámara poco invasiva y con pocos cortes, con el fin de ensalzar las cualidades interpretativas de sus actores. En ese sentido, incluso me hubieran gustado menos cortes y más apuesta por el plano secuencia que aportara todavía más regustillo a una obra que, como digo, huele más a teatro que a cine.