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Voto de Cinemagavia:
7
Romance. Drama Jacob es capitán de largas travesías. Un día, hace una apuesta con un amigo en una cafetería: se casará con la primera mujer que cruce la puerta. Es entonces cuando entra Lizzy... (FILMAFFINITY)
19 de diciembre de 2021
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Reaprendiendo a relacionarse con las mujeres

La historia de mi mujer está ubicada en los años veinte del siglo pasado, una época cambiante a la que se tendrá que acostumbrar Jacob (Gijs Naber), un exitoso capitán de buques mercantes. Un tipo solitario que un buen día decide acabar con su soltería, tras una charla en un café con un amigo. De forma inesperada, apuesta que se casará con la primera mujer que entre y lo consigue. Esa mujer es Lizzy (Léa Seydoux), una parisina enigmática de la que Jacob se enamorará inmediatamente. Una mujer moderna, alejada de la tradición que Jacob ha vivido en su ciudad natal, la neerlandesa Arnhem.

Profundas diferencias de caracteres y aspiraciones vitales que harán de su matrimonio una relación tóxica. Una relación que la cinta nos plasma en siete episodios, que transitarán desde la pasión inicial a la irremediable fase de desamor. Siempre con los celos de él como eje central, ya que, casi desde el principio, Jacob sospecha de su mujer. Especialmente cuando aparece la figura de Dedin (Louis Garrel) una especie de vividor, de maneras más finas que se convierte en amigo de su mujer. Todo ello facilitado por las largas ausencias que separan al matrimonio, como consecuencia del trabajo itinerante del capitán.

*Incapaz de vivir, aquejado de unos celos fatales

Siempre sin saber si los celos son fruto de la mente pacata de Jacob, La historia de mi mujer va dándonos pequeñas píldoras de la relación conyugal. En ocasiones un tanto desligados unos de otros, pero siempre guiados por la inseguridad masculina. Una inseguridad ante lo desconocido y lo nunca visto, que personifica la figura de Lizzy. Porque Lizzy es una mujer que no vive por y para su marido. Ella entra y sale cuando quiere, frecuenta todo tipo de locales y parece aglutinar más vida en uno de sus mechones, que la que ha adquirido Jacob en miles de millas.

Una actitud que al principio parece atraer a un Jacob que está decidido a apuntarse a los nuevos tiempos y bloquear su mente más cuadriculada. Él intenta seguir a Lizzy y frenar sus miedos, pero poco a poco se le hace imposible. Entrando en una espiral de desconfianza, que Lizzy parece ver con agrado. De hecho ella constantemente intenta provocarle y aumentar su delirio. En un ejemplo de relación malsana que ella, menos enganchada a los lazos amorosos, vive con pasión. Pasión ante la sensación de peligro y de ausencia de monotonía. Siempre con la figura del otro, Dedin, que compone un trio más imaginado que percibido en pantalla, pero siempre sinónimo de amenaza.

*Léa Seydoux o la habilidad de hacerse con cada una de las bellas secuencias

Y es que es en el personaje de Lizzy donde La historia de mi mujer intenta brillar, gracias a una interpretación hipnótica de la actriz Léa Seydoux. En cada una de las esteticistas secuencias que componen la película, la actriz gala destaca por su sensualidad y su rostro provocativo. Fascinando en cada una de sus miradas, sus caminares o sus maneras a la hora de fumarse un simple cigarrillo. Léa es todo expresividad y a su lado el dúo de actores consiguen seguir su estela. Con un recio y desnortado Gijs Naber y un impasible Louis Garrel.

Aunque posiblemente si por algo destaca este largometraje es por su impecable fotografía, a cargo del húngaro Marcell Rév. Con un uso bellísimo de la luz y una puesta en escena pensada al milímetro. Por la que se suceden atardeceres violetas, espumosos mares, puentes solitarios y un sinfín de secuencias en lugares perfectamente reproducidos. Todo gracias al asombroso diseño de producción que nos hace viajar a esa Europa de entreguerras. Con bailes en cafés, cenas de galas y sugerentes secuencias en el piso conyugal. Acompañado de la expresiva música de Adam Balaz, siempre acorde y misteriosa.

No obstante, llama la atención que una historia volcánica sobre amor y celos esté contada de forma tan gélida. No he leído la novela en la que se basa, pero desde la posición de un espectador medio se echa en falta un poco más de empatía para comprender mejor a los personajes. Ya que las secuencias se van sucediendo de forma muy áspera y en ocasiones la distancia con los protagonistas se hace insalvable. Además esa pasión desmedida por reconstruir una época al detalle, siempre pendiente de encuadrar con la lente la escena más bella posible, es posible que acabe siendo un lastre. Personalmente creo que la directora se recrea demasiado en sí misma, de una forma un tanto autocomplaciente, pudiendo haber contado lo mismo de una forma más escueta. Porque estamos hablando de una cinta que casi alcanza las tres horas de duración.

*Conclusión

En definitiva, La historia de mi mujer es un interesante drama romántico de época que destaca por la maravillosa interpretación de Léa Seydoux. Una actriz capaz de atrapar ella sola al espectador (y a su marido en la ficción) con su despliegue expresivo. Sin olvidar la asombrosa fotografía y diseño de producción, dos armas que la cinta utiliza de forma un tanto desmesurada. Por un lado, resulta plenamente placentero disfrutar de la belleza compositiva de cada plano, pero al mismo tiempo su excesivo metraje (casi tres horas) y su frialdad pueden alejar al público mayoritario. Aunque su mensaje plenamente actual, sobre el desconcierto masculino ante un poder en riesgo y la imperiosa necesidad de un cambio, debe ser reivindicado.

Escrito por Laura Tabuyo Acosta
Cinemagavia
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