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Voto de Cinemagavia:
8
Drama. Intriga. Fantástico Diez años después de la repentina muerte de su marido Sean, la bella Anna (Nicole Kidman) acepta casarse con Joseph (Danny Huston). Pero un día Anna conoce a un niño (Cameron Bright) muy peculiar, que dice ser la reencarnación de Sean, y que le pide que no se case con Joseph. El nombre del niño: Sean. (FILMAFFINITY)
27 de mayo de 2020
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Una relación imposible

Tras su interesante debut con el thriller criminal Sexy Beast (2000), el director Jonathan Glazer tardó 4 años en dirigir su siguiente película, la enigmática Reencarnación (Birth). Un melodrama de corte clásico en su formulación visual, pero tremendamente arriesgado en cuanto a su temática. De hecho, fue una película que dividió por completo a la crítica y que pasó de puntillas por la taquilla. Sin embargo, creo que con el tiempo será considerada una película de culto.

Un niño de 10 años se presenta ante una mujer como la reencarnación de su esposo, un punto de partida muy potente. Pero cuando se estrecha esa relación entre una mujer adulta y un menor, deslizándose por terrenos pantanosos donde predomina la piel, no todo el público va a tener la mente abierta para aceptarlo. Y eso que la película es tremendamente respetuosa, bella y elegante, nunca busca explotar el morbo de esa relación, como demuestra la famosa escena de la bañera.

*La vinculación con el cine de Buñuel

El guion está escrito por el propio Jonathan Glazer, junto a Milo Addica (Monster’s Ball) y el francés Jean-Claude Carrière (La insoportable levedad del ser, Amante por un día). No es para nada casualidad la colaboración entre Glazer y Carrière, colaborador habitual de Luis Buñuel que participó en obras como Belle de jour, Ese oscuro objeto del deseo o El discreto encanto de la burguesía.

Buñuel es uno de los cineastas preferidos de Glazer que ya ha manifestado muchas veces que La Edad de Oro (1930) está entre sus películas preferidas. En el guion de Reencarnación (Birth) encontramos algunas de las obsesiones habituales del cineasta de Calanda. La película ahonda en el subconsciente y el deseo, para adentrarse en las zonas más oscuras de la mente y de la sexualidad prohibida. Ese túnel del principio parece querer anticipar todo esto.

*Otras referencias estéticas de Jonathan Glazer

En cuanto a la puesta en escena de Reencarnación (Birth), el director británico se fija nuevamente en su admirado Kubrick, como demuestran los exquisitos movimientos de cámara que utiliza en el seguimiento de sus personajes. También hay un tratamiento estético que le acerca a otros de sus grandes referentes.

Esos primeros planos de Nicole Kidman son absolutamente bergmanianos y el aspecto filosófico de la dilatación temporal de la imagen es propia de Tarkovski. También hay algo de los ambientes opresivos inherentes a la sexualidad que suele plantear Polanski, por eso no es baladí que el corte de pelo de la protagonista recuerde al de Mia Farrow en La semilla del Diablo. Pero igual que hacía en Sexy Beast, todos esos referentes cinematográficos están pasados por el filtro del propio Glazer, quien es capaz de imprimir su propio sello autoral en el resultado final.

Reencarnación (Birth) es un drama romántico tan trágico como bello. Nos habla sobre la superación del duelo y la pérdida, así como sobre la necesidad de creer y aferrarse a las cosas que nos hacen felices. Tiene un halo de misterio sobrenatural que sobrevuela por sus imágenes, provocando en el espectador una constante sensación de desasosiego y zozobra. Es lo mismo que siente en su corazón el personaje de una maravillosa Nicole Kidman, en uno de los mejores papeles de su extensa carrera.

*Un desenlace más ambiguo de lo que parece

Hay muchas secuencias inolvidables en Reencarnación (Birth). Por ejemplo, la que abre la película con el corredor en la nieve que finaliza en la oscuridad de un túnel, mientras suena la fantástica banda sonora lírica de Alexandre Desplat. O ese último plano, grabado con una cámara en mano nerviosa que recuerda a las mejores épocas de Lars Von Trier. Y por encima de todos, ese primer plano sostenido de casi 5 minutos donde vemos el rostro de Kidman pensativa durante un concierto donde suena Wagner. Cine en estado puro.

Son algunos ejemplos, el film tiene un tratamiento visual casi pictórico, donde la fotografía de Harris Savides juega un papel fundamental. Mucha gente se sintió estafada con el desenlace que a primera vista puede parecer algo tramposo. Sin embargo, precisamente creo que se quiere ofrecer una explicación lógica para contentar al gran público que necesita siempre una explicación racional, pero que en realidad esconde todo lo contrario.

*Conclusión

Reencarnación (Birth) de Jonathan Glazer, es la confirmación definitiva de que nos encontramos frente a un autor con mayúsculas. Tomando como referentes cinematográficos a los grandes maestros, no renuncia nunca a su propia identidad como creador de atmósferas cimentadas en lo visual. En su segundo largometraje como director, nos entrega un melodrama romántico perverso que utiliza lo sobrenatural como elemento generador del suspense.

Una película visualmente bellísima que reflexiona sobre el vacío existencial en que nos sume el luto y sobre la superación de la pérdida perpetuando el recuerdo emocional. Obra arriesgada y de culto, a menudo incomprendida e infravalorada, además nos regala una de las mejores interpretaciones de Nicole Kidman.

Escrito por Daniel Farriol
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Cinemagavia
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