Entretenida cinta del tándem Scott-Kashington, que agrupa diversos géneros como el thriller, la ciencia-ficción, el drama de los cuales algunos salen mejor parados que otros.
La película se compondría de dos partes principales, en la primera tiene lugar un atentado y el encargado de investigarlo será el agente Carlin (Washington) un investigador muy perspicaz que con solo mirar la escena de un crimen se percata de todos los detalles que no encajan.
Esta primera parte que sería la más entretenida y al mas puro estilo Scott, contiene la realista explosión del ferry desencadenante de toda la trama. Es de agradecer por parte del espectador que las explosiones no sean efectos digitales como nos tienen acostumbrados ultimamamente en todas las producciones ya que el realismo crece en gran medida.
Siguiendo con la historia, gracias a la perícia del detective Carlin es reclutado para un equipo policial que trabaja con un nuevo sowftware que permite recrear el pasado y aquí es donde empieza el momento ciencia-ficción dando giros inesperados a la trama y algún momento de reflexión en el espectador que si no está atento se perderá en un mar de dudas y posibles conclusiones sobre su final algo rebuscado.
La subtrama amorosa que intenta recrear el film a traves del espacio temporal termina siendo un poco descafeinada y sobrante en mi opinión.
Resumiendo recomendaría el film por ser un rato entretenido, pero dada su duración y los tremendos giros de guión en determinados momentos cuesta mantener la concentración todo el rato, además de tener un final que puede hacerte pensar un rato o decir:
Deja lo como estaba tio no me lies.