Sin llegar a ser ninguna maravilla este film logra con poco mantener en vilo al espectador, sobre todo con buenos efectos especiales para la época y con actuaciones convincentes. La trama se desarrolla alrededor de la caída de un avión al mar que transporta valiosas obras de arte y prominentes personalidades que se trasladan a la mansión de un millonario. A partir de este hecho se van desencadenando distintas situaciones muy particulares en este tipo de películas y con personajes que muestran distintas facetas ante el peligro inminente de muerte. Dentro de las actuaciones por supuesto realza el film el gran Jack Lemmon, con un curiosos bigote, quien aporta la cuota actoral necesaria para sacar el film de la medianía, bien acompañado por Branda Vaccaro y Darren Mc Gavin. En síntesis es para pasar un rato agradable a pesar de sus años de realización.