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España España · Palma de Mallorca
Voto de Robert Denigro:
7
Drama Frederick Manion (Ben Gazzara), un teniente del ejército, asesina fríamente al presunto violador de su mujer (Lee Remick). Ella contrata como abogado defensor a Paul Biegler (James Stewart), un honrado hombre de leyes. Durante el juicio se reflejarán todo tipo de emociones y pasiones, desde los celos a la rabia. Uno de los dramas judiciales más famosos de la historia del cine. (FILMAFFINITY)
30 de septiembre de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si usted está pensando en cometer un delito que sea en el pacífico pueblo de "Anatomía de un asesinato". En el peor de los casos le pillarán y será juzgado por un tribunal de personas entrañables y comprensivas. Si lo condenan lo razonable sería que su destino fuera la cárcel de las buenas personas, es decir: la penitenciaría de Shawshank de la película "Cadena perpetua". En ambos lugares sus habitantes son más buenos que un perro lazarillo.

El pueblo de "Anatomía de un asesinato" es una postal del pintor Norman Rockwell. El clima es perfecto, y los gorriones con su trinar dan los buenos días a los parroquianos. El espectador malpensado esperará, sin éxito, un giro argumental que ensucie aquellas limpias calles, pero nada logra mancillar la recta moral de la película, ni siquiera el asesinato. El teniente Manion (Ben Gazzara) en un arrebato matará de un disparo al presunto violador de su mujer y el juicio posterior se convertirá en la atracción de un pueblo donde no suele ocurrir nada.

Precisamente la peor parada es la sexy esposa del militar acusado, que turba con sus coqueterías la serenidad del pueblo. Lee Remick interpreta a una lolita pop que despierta el deseo de los hombres y deja tras de sí un rastro de color en el blanco y negro de la película. No importa el veredicto final del juicio contra Manion porque a ojos del espectador la condenada es ella.

La escena del juez, ese abuelito bonachón, paseando madrugador por las calles residenciales es de una placidez contagiosa. Su caminar sereno es la metáfora de un mundo moral en perfecto equilibrio. La América soñada por el macarthismo en una escena magistral.
Robert Denigro
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