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Voto de Cinemaparadiso1951:
9
Romance. Drama Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), un soldado alemán que combate en el frente ruso obtiene un permiso para volver a Alemania. Tras comprobar que su casa ha sido bombardeada, emprende la búsqueda de sus padres desaparecidos; al mismo tiempo, conoce a la hija de un preso político y se enamora de ella.
13 de septiembre de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con un título tan precioso sólo se podía esperar una preciosa película. Y ésta lo es con creces. Su creador es Douglas Sirk, que en los años 50 elevó el melodrama a la cumbre y a la dignidad que se merece con obras tan recordadas como “Obsesión”, “Sólo el cielo lo sabe”, “Escrito sobre el viento” o “Imitación a la vida”, nada más y nada menos; todas ellas incomprendidas en su momento (eran mal llamadas “folletines” o “películas de llorar”) pero que el paso del tiempo las ha ido revitalizando cada vez más y colocándolas en un puesto muy elevado en la historia del cine.

“Tiempo de amar, tiempo de morir”, además de ser una hermosísima historia de amor en el límite mismo de la existencia, no deja de ser una feroz denuncia contra la guerra; no presenta sus horrores directamente, tan sólo un par de detalles en las primeras secuencias; pero expone con honda emotividad el contraste entre el derecho del ser humano a ser feliz y a vivir, nada más, y la dura realidad que se empeña en negar ese derecho. Sólo por eso ya vale la pena que esta película se haya hecho; si, además, contamos con unos personajes que nos llegan dentro, una excelente ambientación, una soberbia fotografía en color, una partitura musical que roza la perfección y un desenlace impactante y de enorme fuerza, se puede comprender cómo el arte cinematográfico puede llegar a ser pura poesía en el corazón del mismísimo infierno. Una de las grandes e inolvidables de este verano.

El diálogo:

Ernst .- Dígame, profesor, ¿existe todavía hoy algo en lo que se pueda creer?

Profesor.- Sí, existe.

Ernst.- ¿Qué es?

Profesor.- Dios.

Ernst.- ¿Sigue usted creyendo en él?

Profesor.- Más que nunca.

Ernst.- ¿Sin el menor asomo de duda?

Profesor.- Claro que las tengo. Si no hubiera dudas, no habría necesidad de la fe.

Ernst.- ¿Cómo se puede seguir creyendo en Dios con lo que está ocurriendo aquí?

Profesor.- Dios no es responsable de lo que nos pasa. Y sí nosotros ante nuestras torpes acciones.

Ernst.- Si eso es cierto, ¿qué responsabilidad tengo yo, profesor? Quizá nuestro pueblo está sufriendo este castigo por haberse apartado de todas sus creencias; las que practicaban nuestros padres y que todos nosotros hemos olvidado. He de tomar una decisión, profesor. Necesito saberlo.

Profesor.- Nadie puede tomar esa decisión por usted. Ni siquiera su maestro. Cada hombre tiene que decidirlo por sí mismo. Pero primero hay que enfrentarse con la verdad, por horrible que sea. Se pierde la guerra, Ernest. Y lo más terrible es que la perderemos antes de que el país haya encontrado su alma.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Cinemaparadiso1951
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