Hermoso tributo a Pina Bausch el que ha relizado el director alemán Win Wenders. Sin ofrecer otra cosa (y de forma muy impactante) que no sea el rendir un sentido homenaje más que entregar material informativo sobre la vida de la homenajeada, la pantalla te atrapa en este 3 D al servicio de la plasticidad visual de las coreografías de Pina Bausch. Por una vez, el tres dimensiones sirve para algo mucho más que para poder enganchar, con efectos especiales, movimientos de cámara y estratosféricos números pirotécnicos a una historia. Los bailes urbanos son de un poder tan inusual en el cine como sorprendentes. Igual, para muchos que no conocíamos la trayectoria de este personaje nos quedamos con ganas de saber mucho más sobre ella: abundan los testimonios que la ensalzan, sin atender a su obra a lo largo del tiempo. Aún así, el poder de sus imágenes puede mucho más que la historia que cuenta, que no es ni más ni menos que dejar patente las características de su arte. Y Wenders lo sabe comunicar con elegancia.