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España España · malaga
Voto de alcaide:
6
Thriller. Acción. Terror Red (Nicholas Cage) es un leñador que vive alejado del mundo junto al amor de su vida, Mandy (Andrea Riseborough). Un día, mientras da un paseo abstraída en una de las novelas de fantasía que suele leer a diario, Mandy se cruza sin saberlo con el líder de una secta que desarrolla una obsesión por ella. Decidido a poseerla a cualquier precio, él y su grupo de secuaces invocan a una banda de motoristas venidos del infierno que la raptan ... [+]
9 de noviembre de 2018
7 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocos temas quedan ya a tratar en el cine, tanto en el aspecto técnico como en el argumental, se dice en muchas ocasiones, y no sin falta de razón, que lo realizadores clásicos rompieron el molde allá por los años cuarenta, y la teoría del autor acabó por rematar la faena a finales de los sesenta y principios de los setenta del Siglo Pasado, dejando el celuloide como un terreno baldío y falta de propuestas realmente estimulantes.

Todo lo dicho es obviamente muy exagerado, pero ya que vamos a hablar de excesos, podemos tomarlo como punto de partida, y es que la segunda película del director Panos Cosmatos, es toda una muestra de cine desbocado en lo narrativo y visualmente alucinógeno, lo cual configura un viaje sombrío y extraño, que indudablemente, puede hacer las delicias de todos aquellos cinéfilos cansados de tanto convencionalismo.

Es por eso, que lo mejor que se puede decir de 'Mandy', es que pese a contar por enésima vez la clásica historia de venganza, se las arregla para resultar diferente y original, pese al peaje que hay que pagar en prácticamente todo su recorrido, ya que su carácter experimental, puede desesperar y mucho a más de un incauto, que se acerque a ella sin estar bien vacunado en los diferentes Festivales de Cine Fantástico y de Terror, donde indudablemente el film, encaja como un guante.

Una pesadilla brutal y sangrienta, que sorprende por su variedad cromática, donde el uso de colores primarios, como el rojo intenso, y otros surgidos de la mezcla de aquellos, entre los que destaca un púrpura incandescente y chillón, sirven para expresar la contundencia en los diferentes estados de ánimo de su protagonista, un Nicolas Cage entregado a una posible redención, que tras haber conocido en infierno como actor en los últimos tiempos, hace un uso adecuado de la historia y de su personaje para volver a recordar, que hubo un tiempo no tan lejano, en el que contaba con el favor de gran parte de la crítica y el público.

Por último, la trágica muerte del islandés Jóhann Jóhannsson el pasado mes de febrero, ha marcado indudablemente la trayectoria de un film, que se beneficia de este réquiem involuntario, en el que la brillantez y el esfuerzo del compositor, suma notas a ese mencionado concepto experimental, potenciando la causa de un trabajo que finalmente, y una vez unidas todas las piezas que lo componen, se muestra como un impetuoso y lisérgico relato de fantasía.

“Jóhann va más allá de lo que los productores esperaban, incluso llegaron a temer por los límites de su salud mental al hacer la música de la película. Sus palabras y sus acciones lo hacen más que sólo un gran colaborador, también lo hicieron un hermano para todos los que trabajaron con él” (Panos Cosmatos)

Descanse en Paz.



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alcaide
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